Margery se encogió de hombros un poco y jugó con las mangas largas de su vestido. Le parecía increíble cómo la tela seguía estando algo caliente por el sol de la tarde.

—No tengo hambre.

—¿En serio? —Inquirió Tom alzando las cejas y fingiendo sorpresa. Dio unos cuantos pasos para acercarse a su hermana y tomarla con suavidad de uno de sus brazos, intentando llevarla hacia la salida de la biblioteca —. No has comido nada en toda la tarde, los sirvientes me lo aseguraron. Será mejor que te alimentes antes de que te sientas mal.

—Su alteza —lo llamó Sarai a la vez que la pelirroja miró al príncipe con algo de preocupación.

¿Cómo decirle a su hermano que no quería ir al salón porque tenía miedo de enfrentar a Ivo y de paso, sin decirle la razón? Con aquel pensamiento incrustado en la cabeza, plantó con terquedad sus pies en el suelo y se liberó del agarre con agilidad, para después alejarse del castaño con rapidez. Él la miró sorprendido.  Margery no era de hacer tales acciones, mucho menos con él, pero ella no quería dejarse intimidar por el pequeño chuzo de culpa que atacó su estómago.

—Sé que me estás tratando de ocultar algo, Tom. Si es sobre la maldición, no te atrevas a quedarte callado.

Pierstom bufó en señal de rendimiento. Agachó un momento la cabeza y después fue a mirar a la maga de La Corte.

—¿Un poco de ayuda aquí? —Pidió.

—Debe saberlo —determinó Blanche, apoyando sus manos sobre la mesa para inclinarse un poco sobre esta.

La morena negó con la cabeza ante el siguiente gesto de ayuda que hizo el ojiazul, mientras que Sarai dio una señal de estar de acuerdo con las palabras de la pelinegra. El brujo, mientras tanto, había dado la espalda a los dos hermanos para centrarse por completo en lo que tenía puesto sobre la mesa, que parecía ser un libro bastante antiguo que la princesa no recordaba haber visto antes.

A pesar de saber que eso era lo correcto, la pelirroja no pudo evitar sentirse herida al ser ignorada por él de una forma tan activa.

Antes, por lo menos, parecía ser capaz de mantener su mirada sobre ella, de hablarle directamente. Temía tanto pensar que el terrible hecho de que Ivo los descubriera esa tarde, fuese la punta de la torre de inminente destrucción entre ellos. Sin embargo, fuera para bien o para mal, una conversación que la princesa sabía que debía tomar lugar pronto con Geralt, tendría que esperar, pues habían asuntos que le indicaban ser más urgentes que otros en ese instante.

—Creemos que es posible que no toda la historia de la maldición esté documentada —inició Blanche, indicándole a la pelirroja que se acercara a la mesa.

Margery miró a su hermano, alzando una ceja, antes de pasar su atención a la morena y hacer lo que esta le indicó. Caminó hasta posicionarse a un lado de ella, a su izquierda quedando Sarai, mientras que Pierstom, haciendo una mueca de rendición, quedó en frente de las tres mujeres, a un lado de Geralt.

Desde su lugar, la fémina de irises verdosos pudo observar con mayor facilidad el libro abierto. Sus páginas amarillentas y de aspecto antiquísimo le informó a la princesa que su uso no era constante, que lo más seguro es que haya sido extraído de una zona de la biblioteca prácticamente abandonada. No todo lo escrito era legible lamentablemente, pero lo que sí se podía distinguir era un viejo mapa del reino. Sus ojos se movieron sobre las hojas con atención, negándose a tocar el desgastado pergamino o a siquiera inclinarse hacia el objeto, por miedo a que se desintegrara apenas recibiera un mal uso.

—¿Recuerdas cuando dijiste que el Bosque de Las Sombras sí era un cementerio? —Le preguntó Blanche después de que dejara que su princesa inspeccionara el mapa.

CURSED LINEAGE «the witcher»Where stories live. Discover now