Capitulo 30

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-Tú dirás... -Kendall la observaba desde unos metros. _____ se sintió temblar.

Le temblaba el labio inferior y tenía cuidado de tenerlo sujeto para que él no se diese cuenta. Estaba nerviosa. Se sentía triste. No quería perderlo.

Sintió como si una música triste acompañara a sus sentimientos y quiso desahogarse llorando, tirándose en su cama, como cuando Javier la dejó. Dejar que las amargas lágrimas descendieran por sus mejillas hasta que se agotaran, hasta que el dolor desapareciese.

Pero en ese entonces se levantó, y decidió no llorar por un hombre que no la merecía. Jamás volvería a llorar por un hombre, se prometió. Pero ese "jamás" dejó de existir cuando supo que podría perder a Kendall.

-¿Podemos ir a mi cuarto? -preguntó ella muy bajito.

-Preferiría que hablásemos aquí... -contestó Kendall.

Vio como ella palideció ante la sequedad de sus palabras. Pero no iba a retractarse, la amaba con todo su ser, era en vano negarlo, aquella mujer había echo que se enamorase de ella, como jamás lo había echo de ninguna otra. Pero también le había dicho que no quería nada con él, y él, no era tan tonto como para quedarse solo en un cuarto pequeño donde había una cama, junto a la persona, que amaba y deseaba con todo su ser.

-Verás Kendall... -las palabras fueron un suave murmullo, apagado y triste, y Kendall quiso ir a abrazarla, a decirle que todo estaba bien, que serían amigos, que nada había cambiado...

...pero todo había cambiado, no eran amigos, y nada estaba bien. No podía acercarse a ella para abrazarla porque entonces tendía que besarla y hacerle el amor, ya que un simple beso no bastaría para apagar ese ardor que lo consumía.

-¿Qué pasa, _____? Podemos hablar otro día si lo prefieres, realmente tengo un poco de prisa.

-¡No! -exclamó ella- No -repitió moderando su voz- por favor, dame solo quince minutos.

-Está bien.

-Kendall... -dijo su nombre en un suspiro- sé que he sido un poco... reservada.

¿Reservada? ¿Qué decirle? Había sido reservada, si, era cierto. También había mantenido sus sentimientos a raya. Y también había sido la mujer más ardiente, cariñosa y tierna que había arropado entre sus brazos. Y no entendía ese distanciamiento repentino.

-_____ -la animó a hablar, cuando vio que ella no seguía.

-Hace... uhm... -_____ tomó aire, y se dejó caer en el sofá. Lo estaba desesperando ¿Qué quería decirle? Se veía tan triste...- hace ocho años me dejaron plantada en el altar cuando iba a casarme con mi novio del instituto -soltó de pronto.

-¿Qué? -la pregunta fue instantánea.

_____ lo miró a los ojos, los de ella estaba brillantes, las lágrimas no derramadas brillaban en sus preciosos ojos.

-Será mejor que te lo cuente, todo. Más o menos es así, ¿vale? -él asintió- mis padres se divorciaron cuando yo tenía diez años. Según recuerdo, siempre se pelaban, jamás se habían dicho una palabra bonita, todo siempre fue griterío y peleas. Y mientras yo veía a mis padres, prácticamente, tirarse de los pelos, decidí que el amor era peligroso.

-Pe...

-Espera, no me interrumpas, por favor, solo quiero que me entiendas. Sé que cualquiera puede desmoronar mi historia, hay hijos de personas que ahora son personas casadas, felices, y tienen una bonita historia. Yo una vez pensé que podría tener mi historia... pero aún no llegamos a ese punto. Mi hermano, es cinco años mayor que yo. Cuando yo tenía dieciséis años, y él veintiuno, se casó. Con una chica con la que estuvo cuatro años como novios. Se les veía felices, por lo menos lo fueron como novios, pero al año de matrimonio se divorciaron...

Una Ducha Diferente Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang