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Aidan me dio una vez más que aquello era lo correcto y los dos regresamos a la ruta. La recorrimos a toda prisa y Aidan me explicó en pocas palabras cómo nos había encontrado.

Elizabeth había regresado a aldea a por Henry y para atraerle, le dijo que me había visto entrando al bosque con mi hermano porque supuestamente habíamos ido a buscar al asesino de nuestra madre tal y como se había planteado en la reunión y Henry la creyó. Pero dio la casualidad de que Aidan los escuchó y le pareció muy extraño que Elizabeth mintiera de ese modo. Me buscó por el pueblo y al no encontrarme, temió que pudiera estar de verdad en peligro. Así que armado con su hacha, recorrió las rutas de caza y no tardó en encontrar el claro. Así que por una vez el exagerado instinto de protección de mi hermano había servido para algo, tendría que tener cuidado con lo que le dijera a partir de ahora...

Yo le expliqué el modo estúpido en que la muerta me había engañado a mi también para que fuera al bosque y todo el plan del Nigromante, cuando llegué a la parte en que se revelaba que era en realidad Adrien Olc-Mirage, resultó que Aidan había llegado después de que contara su historia y tampoco se había dado cuenta por sí mismo.

-¿Cómo pudiste no darte cuenta de que era exacto al retrato de la escuela?-

-¡No me fijo en todos los rostros que veo, Bree!- protestó.

Habría continuado con la discusión pero la velocidad a la que corríamos y lo mal que me sentía por culpa del estrangulamiento me lo impidieron. Cuando alcanzamos la plaza del pueblo, me atacó una repentina debilidad que me obligó a detenerme. Si Aidan no me hubiera sujetado me habría ido directa al suelo.

Me ayudó a llegar hasta uno de los bancos y me senté.

-¿Dónde está todo el mundo?- pregunté al percatarme de que no había nadie más allí. Cuando nos fuimos la plaza estaba abarrotada.

-Quizás nos estén buscando- se le ocurrió a él.- En teoría, cuatro jóvenes han desaparecido de repente y deben haberlo notado.- Miró con urgencia hacia las salidas de la plaza y yo adiviné lo que pensaba.

-Papá debe estar aterrado...-

-¡Sí! Tengo que ir a buscarle y decirle que estamos bien- me dijo.- Le diré que reúna a todos los cazadores e iremos en busca de Wentworth ¡Tú quédate aquí!-

¿Todavía se pensaba que me quedaban ganas de andar correteando por ahí?

-Tranquilo- le prometí.- Aquí me quedo.-

Asintió y salió disparado por el camino, aún cubierto de nieve. No tardó en perderse entre las callejuelas y yo me quedé allí sentada, sola.

Aún me encontraba desfallecida pero un hormigueo nervioso se había apoderado de mis piernas y no pude seguir sentada. Me levanté y caminé despacio alrededor del banco, hasta que me alejé para observar el escenario vacío.

No hacia tanto como a mí me parecía que había estado ahí arriba y había muerto siendo Mona a manos de un falso Nigromante. Pero yo, Bree, había sobrevivido al autentico mago y era más de lo que Lucy, la protagonista, hacía en la obra, pues ella ni siquiera llegaba a enfrentarse a él.

Era tan absurdo lo mucho que me había preocupado por ser una u otra. Y si yo lo había logrado, Henry también debía haberlo hecho. Él era mucho más fuerte, más rápido... me concentré en pensar que gracias a eso tenía que haberse salvado.

Me froté los brazos y me balanceé sobre mis piernas. Mi vestido estaba totalmente empapado por todo el tiempo que había pasado en el suelo; por detrás y por delante. Mis manos estaban tan arrugadas como si llevara horas en el agua. Tiritaba y temblaba cuando sentí que dos manos se posaban en mis hombros sin previo aviso. Con todo lo ocurrido, me reacción fue apartarme de un salto antes de girarme.

29 de Febrero: El Día del NigromanteOn viuen les histories. Descobreix ara