Vieja amiga

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De boca en boca. Por los pasillos. Entre los alumnos. En los descansos. El estatus de Uzumaki Naruto como Séptimo Asiento de Totsuki pronto fue conocido por cada persona dentro de la academia. No había ni siquiera un solo profesor que no supiera sobre aquel que había derrotado a Isshiki Satoshi estando dentro de los de primer año y, además, habiendo sido transferido a la escuela desde otra preparatoria. La conmoción aun duraba después de veinticuatro horas y todos esperaban ver lo que harían el resto de la Élite Diez. ¿Cómo se lo habrían tomado? ¿Reconocerían a su nuevo compañero como miembro de los Diez? ¿Sería removido de su puesto? Isshiki realmente creó un enorme revuelo con aquel shokugeki poniendo de condición el ascenso de Uzumaki Naruto si ganaba.

Todo había sido realmente un caos tras aquel enfrentamiento que desveló un potencial innato dentro del mismo Uzumaki. El cocinero de ramen, haciendo gala de las habilidades que había obtenido observando a sus padres y practicando él mismo en la cocina, había tomado un buen punto cuando destrozó a Isshiki en su enfrentamiento. Había sido unánimemente, con los tres jueces del lado del novato y ni siquiera uno de ellos lo había apoyado con un voto. ¿Qué tan bueno podía ser un novato para llevarse los tres votos y destrozar a un senpai en un enfrentamiento directo y sin rodeos?

La pericia de Naruto había causado asombro y estupor entre sus compañeros, tanto de clase como de la Estrella Polar, quienes quedaron boquiabiertos cuando el Senpai Desnudo, sobrenombre que Naruto le dio, fue desplazado a un lado por un kohai que no lo había enfrentando nunca y que se acababan de conocer recientemente.

Ahora las palabras del rubio Uzumaki resonaban con más fuerza en la mente de cualquier estudiante. Él iba claramente a destruir Totsuki y empezaría por los Diez de Élite, tomando el puesto de uno de ellos y escalando para poder derrumbar aquel muro que le impedía llevar a cabo su objetivo.

O eso era lo que pensaría la mayoría de la gente que escuchó su discurso de entrada, sobre destruir la comida gourmet...

―¡BASTARDO DESGRACIADO!

Como cada mañana, el Estrella Polar amanecía con la energía de sus inquilinos, aunque en este día en especial era uno de ellos el más energético e hiperactivo.

―¡No! ¡Déjame Naruto-kun!

―¡Nada de kun! ¡Ven bastardo, voy a cortarte en pedazitos!

―¿Están de nuevo con eso?―Soma masajeó su cuello mientras se sentaba, observando como el actual Séptimo Asiento perseguía al anterior Asiento con un enorme cuchillo de cocina, poniendo realmente un rostro aterrador de demonios―. Creí que Naruto se cansó tras los polvos pica pica. Creo que me equivoqué.

Mientras que cualquier otro estudiante estaría orgulloso de tomar uno de los Diez Asientos, ese no era el caso de Naruto. Él había entrado para destruir a la Élite Diez. Para hacer pedazos la comida gourmet y demostrar que aquella echa por el amor y el esfuerzo era completamente superior, no para formar parte de aquello que él mismo quería destruir, algo que Isshiki no parecía ver con buenos ojos realmente y le hizo aquella jugada para molestarlo. Ahora, a todos los efectos, era un miembro de la Élite Diez y tendría que tomar las obligaciones de su senpai dentro de aquel grupo de élite, lo que venía con un montón de papeleo y con los constantes enfrentamientos contra los clubes de investigación de cocina que había dentro de Totsuki.

Recientemente, mientras que Naruto lidiaba con Isshiki, Soma se vio envuelto en un enfrentamiento contra una enviada de Erina para la supervivencia de un club de investigación de la sopa, derrotando a su contraria en un enfrentamiento de cocina con carne.

―Son muy ruidosos―tallando sus ojos, Yoshino Yuki se sentó justo frente a soma, dejando escapar un bostezo poderoso que la hizo lagrimear ligeramente―. No han parado en toda la noche. ¿Qué fue eso de un Isshiki con el rostro pintado?

El ChefWhere stories live. Discover now