—Genial, seré quien escoja la música para el camino.

En unos quince minutos, el establecimiento ha quedado vacío, todo ya se ha desinfectado hasta no ver ni una sola mancha en las mesas y barra. La cocina ha quedado impecable. Me quito el mandil para guardarlo en la mochila, le echo un vistazo a la pantalla del celular donde tengo un par de mensajes de Aníbal avisando que ya está esperándome.

—Bombón a la mira, repito, bombón sabroso a la mira —me hace saber mi amigo imitando una voz que se escucha en el supermercado —se le solicita a la sabrosa Rebel en el pasillo de los sueños húmedos. Bueno ya no es un sueño porque ahora ya te lo devoras. Bendita suerte tienen ambos, tu igual no te quedas atrás con esos dotes de diosa. ¡Por favor, mírate!

Me llevo ambas manos al rostro al escuchar semejantes locuras que me hacen sonrojar. He tenido más que solo folladas con Aníbal, he disfrutado de su desnudez, sus besos y caricias hasta tal punto de querer repetirlo. Esta semana fue tranquila sin descontrolarnos al haber estado inmersos en nuestros exámenes.

Las ocurrencias de Mick me hacen reír. Su imaginación supera los límites.

Los empleados se van retirando hasta que no nos queda opción que salir del estacionamiento donde la nieve se ha adueñado del pavimento. Me abrazo al sentir los vellos de los brazos congelándose a pesar de que llevo tres suéteres encima más una campera. Parezco un osito.

—¡Ahí está mi pelirrojo favorito! Tan candente y comestible como la primera vez —saluda Mick al llegar frente al chico. Chocan sus puños de inmediato —le decía a Reb que te disfrute con ganas por los dos.

Se lleva una mano al pecho y yo solo quiero tirarle una bola de nieve en la cabeza.

—Claro que lo hace, Mick —le sonríe con picardía —pero no te daré detalles.

—Que mal, porque iba a darte unos buenos tips para probar posiciones exquisitas —inflo las mejillas que se me congelan.

—Su charla es entretenida, mejor déjenlo para otro día, porque ahora nos convertiremos en paletas congeladas —les corto el rollo.

—Mejor así, ya tienes una excusa para chu...

Lo callo poniendo una mano sobre sus labios. Lo fulmino con la mirada.

—¿S-Saben qué? Recordé que debo visitar a mi madre, ¡nos vemos mañana, pecadores! Los amo.

Nos lanza varios besos mientras se aleja caminando de espaldas sin ver por dónde va.

—Me interesaban esos consejos —Aníbal voltea la cabeza para mirarme, me rastrea hasta detenerse en un punto de mi cara. Sus labios se elevan al cielo sin borrar su expresión galante—buenas noches, bonita.

Mis dedos vagan sobre la tela de su pecho subiendo hasta su cuello donde está su tatuaje del cuervo, tengo que ponerme de puntillas para besarlo. Nuestros labios se atraen como imanes difíciles de separar al encajar mientras bailan en perfecta sincronía. Todo se vuelve peligroso cuando su mano me aprieta el trasero, doy un respingo ocasionando que me pegue más a su cuerpo.

—Me encanta donde está yendo esto, pero todavía hay personas andando por aquí —digo poniendo un dedo entre sus labios —necesitamos privacidad, cuervito.

—Mi auto está en un buen lugar.

—¿Estamos a tiempo? —me mordisqueo los labios.

—Hora y media. Llegaremos a tu cita —toma mi mano para besarla.

Cuando me doy cuenta, Aníbal ya me tiene sobre su hombro cargándome como saco de harina, me aferro a su espalda por miedo a caerme, sin embargo, tengo una vista HD hacia su trasero. Mick tiene razón es como panecillo esponjoso. Le doy una nalgada a la vez que me carcajeo.

Los cuervos también se enamoran  (GRATIS)Where stories live. Discover now