Capítulo 5

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Me encuentro en la sala en casa de Ender intentando hacer mi tarea de álgebra.

Dios, ¿por qué los números tienen que ser tan molestos? Es decir, nadie utiliza la regla de tres simple en la vida, o al menos no todos. Al terminar la escuela la gente normalmente olvida la mitad de las cosas que aprende teniendo en cuenta sólo lo más importante como leer y escribir. Luego de eso no muchos se acuerdan de lo que pasó el día de la Independencia u otra fiesta importante sólo priorizan las festividades un tanto sobre valoradas como el Halloween o San Valentín, –no es que esté en contra de esas personas. Yo soy una de ellas. A lo que voy es que las matemáticas son aburridas y van a ser el karma de mi vida por siempre.

Han pasado unas dos semanas desde el inicio de escuela y ya estoy hasta el techo de deberes, proyectos y demás. ¿Acaso los maestros están tan inconformes con su vida social que quieren arruinar las nuestras? Lo único que hace que no me volviera loca, es la clase de arte de la Sra Parsons. Le faltan sólo dos años para retirarse y es una de las personas más increíbles que conozco.

Fue mi maestra en una clase de arte en la que mamá me había inscrito cuando tenía cuatro y ella me inspiró a plasmar mis sentimientos con colores. Cuando me enteré que esa mujer iba a dar la clase este año, enloquecí en un pasillo lleno de estudiantes que me miraban como si estuviera loca. Tal vez lo estoy. Pero no hay nada mejor que hacer lo que amas mientras te guía una persona a quien en verdad aprecias. Fuera de eso la escuela es la escuela. Profesores molestos, mucha tarea y aburrimiento. Lo único nuevo es que Sucy, la porrista, ahora me tira dagas con la mirada cada vez que me cruzo en su camino, todo culpa de Gray. Si tan sólo supiera lo patética que se ve.

Las cosas con Gray no han cambiado. Aun lo detesto y lo peor de todo es que nunca se disculpó con Simon por perder los estribos ese día. Sigue siendo molesto pero he tratado de evitarlo a toda costa, no quiero que mis sentimientos negativos hacia ese chico se apoderen de mi vida.

Voy en el último ejercicio del capítulo cuando un fuerte estruendo proveniente del segundo piso resuena por toda la casa. Salto del sofá y corro hacia la habitación de Simon pensando en que tal vez pueda estar herido.

Cuando abro la puerta Simon y su 'proyecto' están bañados en cenizas. La vista es algo graciosa pero contengo una risa.

Al cabo de unos segundos empieza a arder una pequeña llama en la estructura de metal y cables en la que ha estado trabajando. Y es ahí cuando comenzamos a desesperarnos. Simon corre a buscar el vaso que tiene en su mesa de luz y sale a toda velocidad hasta su baño en busca de agua, yo mientras, intento correr todo lo que está al alcance del fuego que ahora ha empezado a arder un poco más. Está más que claro que el vaso de agua no va a funcionar y mi hermano se da cuenta de eso cuando la arroja y nada pasa.

"¡Cassie!" Me grita. "¡Usa el extintor que está en mi ropero!" Señala detrás de mí.

Lo miro incrédula. Me muevo rápidamente abriendo las puertas y efectivamente detrás de unas mantas estaba un pequeño extintor. Quito el seguro y empiezo a apagar el fuego. Cuando todo se acaba, dejo el aparato en el suelo y miro al chico que se encuentra inspeccionando los daños.

"¿Qué diablos Simon?" Grito mientras le alcanzo una toalla de su ropero para que se limpie la cara. Tiene puesta una bata blanca de científico y unos lentes para protección.

"Algo salió mal," dice mirándome de reojo a la vez que sigue observando el lugar donde comenzó el fuego.

"No me digas capitán obvio. ¿Y qué clase de persona guarda un extintor en su armario?" Resoplo.

"Las precavidas," responde ahora sin mirarme. "¿Puedes pasarme esa pinza de ahí por favor?" Señala hacia una pequeña herramienta que estaba tirada al lado de la puerta.

Cassie & Gray © ✔ Where stories live. Discover now