¿Cómo había permitido que todo se le fuera de las manos? Sabía que era su culpa, por haber actuado pensando en sus deseos sin sopesar con cabeza fría las consecuencias de sus acciones. Ninguno lo pensó a fondo y ahora debían enfrentarse a algo en lo que no habían tenido una preparación previa: ser descubiertos.

Sus decisiones de acercarse al otro todavía eran muy jóvenes, no obstante, eso no las había hecho menos peligrosas. Y Geralt debía ser una vez más consciente de lo que era común y concretamente correcto.

—Supongo que su alteza tiene una buena explicación para lo que mis ojos acaban de ver. —Ivo dio un paso en su dirección, pero la pelirroja alzó sus manos desnudas delante de ella para detenerlo.

—Puede intentar averiguar si la maldición ya no es un problema con su propia experiencia —le invitó —. Pero tal vez no logre contarla si se atreve a avanzar más.

Los pasos del hombre se detuvieron, más él soltó una ligera carcajada. Quizás la última acción solo había sido el impulso de ocultar sus dudas.

—¿Y espera a que yo me crea este patético intento de mantenerme callado sobre sus actividades de prostituta con ese monstruo? —Inquirió alzando una ceja.

Muy pocas veces Margery se había enojado de manera que sus pensamientos se entremezclaran entre sí de un segundo a otro. Pero la rabia que que consumió su vista y su cuerpo no tenía comparación con algo que hubiese experimentado antes. Sus delicados y amables rasgos se crisparon a la vez que el calor se hizo presente en su rostro, pero eso no fue nada nuevo, aparte de los extraños cosquilleos que las puntas de los dedos de sus manos sintieron.

Ante sus ojos se presentó una imagen que resulto reconfortante. Ella acercándose al rey para amenazarlo de cerca con su letal toque. Sería la segunda vez que usaría la maldición a su favor y sabía que disfrutaría el cambio de reacción por parte del hombre. Solo aquellos que ya habían ejercido actos de valentía tomarían tal riesgo, pero algo en su cabeza le decía que Ivo no era uno de ellos.

Apenas esa imagen se desvaneció de su cabeza, apretó la mandíbula con enojo, a sabiendas que no podía hacer nada al respecto. No podía asesinar a un rey que estaba en sus tierras para formar alianzas, no podía demostrar que le importaba Geralt, no podía reaccionar de ninguna forma que sabía que la perjudicaría. Si quería seguirse protegiéndose a sí misma y al rivio, tenía que ser astuta. Y no había mejor manera de lograrlo que hacerle creer al rey que llevaba toda la delantera, que tenía todas las de ganar y nada que perder. Aunque por el momento fuera exactamente así, ella tendría que complementar su plan.

Margery sabía que, por mucho que le pesara aceptarlo, su palabra como mujer, la palabra de Geralt como brujo y alguien que había sido contratado, no era nada a comparación de la palabra de un rey. No importaba de dónde proviniera el monarca, todo lo que saliera de sus labios sería mucho más creíble que la misma verdad.

Bajó sus extremidades con lentitud, sintiendo el corazón pesado en su interior y la piel de sus manos zumbando en sintonía con sus oscuros deseos, de dar por terminada cualquier amenaza del hombre usándola maldición a su favor.

—¿Cuál es el trato?

Su pregunta pareció tomarlo desprevenido por unos primeros cuantos segundos, pero pronto él reaccionó y una oscura sonrisa curvó sus labios. La pelirroja apretó la mandíbula, más se negó a desviar la mirada como sabía que el pelinegro esperaba que sucediera. Ella sabía que siempre debía poner un límite a la hora de ceder, y ese era su papel por el momento.

—Mercibova necesitará muchos amigos, puesto que puede ser atacado primero por Alysion, gracias a su encaprichado rechazo hacia el rey Eustace —comenzó a hablar, volviendo a acercarse hacia ella para ofrecerle uno de sus brazos.

CURSED LINEAGE «the witcher»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora