Capítulo 3

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Cuando abrió los ojos se estaba observando en el espejo con una sonrisa. Llevaba el pelo suelto y rizado al natural, un minivestido con mangas de color amarillo y unas medias de color arcoiris, y de pendientes, dos soles radiantes. Llevaba una cesta en el brazo, tejida en mimbre.

Ella no se veía especial, incluso su sonrisa le dolía algunas veces. Pero Wanda la preparaba así porque quería encontrarse con ella, y su tristeza no estaba más en Westview.

...

Wanda salía de comprar algunos antojos que tenía de fruta debido a su embarazo. Trajo consigo toda clases de frutas: papayas, piñas, manzanas, plátanos... no podía saciarse de sus antojos.

Vio saliendo de una tienda a ___ y la llamó de lejos.

—¡Hola ___!

Ella se giró genuinamente y a Wanda le entró un calor en el pecho que supo transformar en una sonrisa. Era una chica muy hermosa.

—¡Wanda! Qué sorpresa. Tienes buen aspecto.

—Y tú más, ¿qué has comprado?

—Unas telas e hilo para coser —le enseñó los tejidos que sacó de la cesta. Eran coloridos y brillantes, de tonos fuertes. La tela parecía ser algodón— ¿Y tú? ¿Atracón de comida? —bromeó.

—No, solo son unas frutas... —Wanda ocultó su barriga detrás de las bolsas y ambas fueron de camino a sus casas.

—¿Quieres que te ayude con las bolsas?

—Estoy bien, no te preocupes. ¿Para qué son las telas? —preguntó con curiosidad.

—Soy modista. Me han encargado un vestido y dos blusas. Tengo mucho trabajo por delante, pero, ¿quieres ir a mi casa? Tengo algunos diseños que puedes ver —le ofreció con amabilidad, y Wanda pensó en lo que le dijo Dottie.

De hecho, algunas personas la miraban de reojo cuando ___ pasaba por su lado.

—Por supuesto que quiero ir a verlos.

...

Ambas llegaron a la casa de ___. Wanda dejó las bolsas y se tapó discretamente con el abrigo. La planta baja estaba muy bien distribuida, con un sofá que parecía bastante cómodo, de color azul pálido, una chimenea, cortinas cosidas a mano y un juego de té exquisito en la mesita de café.

—Tienes una casa preciosa, y huele muy bien.

—¡Gracias! —agradeció ___ desde otra habitación.

Wanda se acercó a unas fotografías que había encima de la chimenea. En ellas salía ___ sonriente, acompañada de una mujer afroamericana. Ambas están preciosas en esa foto, piensa. Y se toman de las manos...

Sintió una inquietud en la boca del estómago, pero recobró la cordura cuando ___ vino.

—Aquí tienes —le trajo una caja de cartón llena de ropa— es ropa que nadie me compra, pero me da pena reciclarla.

Wanda y ___ comentaban la ropa. Sacó una blusa de gasa vaporosa que le encantó, podría usarla como vestido. Luego sacó unos bodys de bebé azul pastel y se enterneció. Eran de lana suave y reconfortante, con botones.

—Últimamente nadie ha tenido un bebé en Westview, así que...

—¿Y por qué la confeccionas?

—Pues... —___ pareció perder la vista un momento en algún punto de su imaginación— no lo sé.

Otro sentimiento amargo de ___ llegó hasta los pensamientos de Wanda.

—___ —la llamó— ¿quién es la mujer que está contigo en las fotos?

Ella dirigió su mirada a los marcos con los labios entreabiertos y el ceño fruncido. Parpadeó un par de veces con dulzura y sonrió.

—Es raro, pero ahora no me acuerdo. Mira, creo que hay más cosas en la caja...

Wanda dirigió su mano a su sien y deshizo el hechizo del hex en ella. ___ dio una bocanada de aire y volteó a verla con expresión dolorosa.

—Hola... —la pelirroja se sentía un poco culpable en el fondo, pero no sabía cómo había originado todo esto. Solo tenía el conocimiento de que sus vecinos no sufrían al estar en el hex— me llamo Wanda.

—Sé quién eres. ¿Por qué me has hecho despertar?

—Quería conversar con alguien que me cae bien dentro y fuera de mi realidad.

—No quiero ser consciente de la realidad... En tu hechizo, soy feliz.

Wanda entendía el sufrimiento que estaba emanando, por eso quería saber su historia.

—¿Qué te ocurrió? —susurró con el mismo dolor que ___.

—Lo mismo que a ti...

Se levantó y fue hasta las fotos de la chimenea, acariciando a la chica de color con la yema de los dedos en silencio. No podía sonreír cuando su alma se sentía así de mal.

—Mi mujer y yo vivíamos en esta casa desde hacía un año. Nos mudamos aquí porque nadie nos conocía y podíamos huir de las miradas que nos juzgaban... dejamos todo atrás, nuestra familia, nuestros hogares, no nos aceptaban, pero las dos éramos felices la una con la otra. El año pasado, conseguimos que se quedara embarazada —___ vio la ropita de bebé y a Wanda se le rompió el corazón— pero un día normal, un día cualquiera... no volvió a despertarse.

Wanda derramó una lágrima por su mejilla y su labio inferior tembló al sentirse identificada.

—¿Y qué hiciste...?

—Yo vivo, pero no existo. Su familia no me permitió ir al funeral. Solo vagaba por Westview, imaginándome que estábamos otra vez juntas. Y cuando ya no pude soportarlo más, yo tampoco volví a salir de la cama, aunque fuera voluntariamente... y llegaste tú, Wanda. Gracias a ti sé lo que es volver a ser feliz. No lo recordaba hasta que tú me hiciste verlo. Por eso quiero que vuelvas a hechizarme —se sentó a su lado y la tomó de los hombros, casi suplicándole— cuando estoy feliz, es por ti, yo... me siento enamorada de ti.

—Pero...

—Lo sé, tienes a Visión. Pero conociéndome, nunca intentaré nada contigo. Y si no estás contenta conmigo, por favor, mátame...

___ arrugó el rostro y agachó la cabeza, llorando en silencio sin que Wanda pudiera verla por su pelo. La pelirroja se sintió tan conmocionada que volvió a hechizarla, casi sin aire. Luego ___ alzó de nuevo la cara con una sonrisa, aunque con las lágrimas deslizándose aún por las mejillas.

—¿Entonces qué? ¿Te llevas la ropa?

Hay más imágenes para ti (Wanda Maximoff y tú) [MARVEL]Where stories live. Discover now