Capítulo 12

Depuis le début
                                        

Mis caderas iban y venían al compás del movimiento de las de Yeonjun, yo seguía aferrado al cabezal cuando luego de un par de minutos siento que él toca mi punto sensible y un ronco grito se escapa de mi boca, escucho un gruñido desde mi contraparte.

—Lo encontré.

Y comienza a embestir con más fuerza en ese momento, más duro, más salvaje, más brutal y yo me deshago en gemidos, seguimos en lo mismo por no sé cuánto tiempo más hasta que la conocida corriente en mi esposa vertebral me advierte que estoy a punto de terminar, agacho la cabeza y cierro los ojos fuertemente y sigo aferrándome a la estructura al frente de mí. Un par de estocadas más son suficientes para que me corra de nuevo manchando todo, ni siquiera fue necesario tocarme a mí mismo para hacerlo, él lo hizo solamente embistiendo y se sintió genial que quisiera que se vuelva a repetir, este tipo sí que sabe cómo moverse. Él seguía arremetiendo en mi interior, sentí como su semen salía de mi interior y corría por mis muslos, bajando por mis piernas.

Me tumbe en el colchón totalmente cansado. Abrí los ojos sorprendido.

Esperen un momento.

—¡No te pusiste un maldito condón! -grito alarmado, me deje llevar tanto que recién me doy cuenta de ese detalle.

—Estoy totalmente sano —dice burlón—.No te preocupes.

—¿Y si yo no lo estoy? —veo cómo abre sus ojos y me mira perspicaz, hace una mueca divertida y quiero carcajearme en este momento.

—¿No lo estas? -cuestiona quedamente.

—Estoy sano —ruedo los ojos— Idiota —me burlo—. Pero eso no quita que debes tener cuidado.

Él me mira con una ceja alzada y se acuesta boca arriba en la cama y yo imito su acción y siento mis párpados pesados, quiero dormir pero no sé qué sería lo más sensato en este momento, si irme o quedarme, aunque no tengo ánimos de caminar hasta casa, no cuando tengo tanto sueño.

—¿Tienes sueño, no? -me sonrojo ante sus palabras, no hay que ser un genio para saberlo, sobretodo considerando mis antecedentes. Asiento levemente—. Puedes dormir.

Y no tiene que repetirlo para que haga uso de sus palabras y quedarme dormido, de hecho quería conversar con él sobre lo que pasó para el sueño me gana.

Despierto luego de no sé cuánto tiempo, observó el lugar donde me encuentro y los recuerdos me golpean de una, ya sé donde estoy y me giro buscándolo pero estoy solo en la habitación, no hay que pueda hacer así que me levanto y busco mi ropa, la encuentro esparcida por el piso y me dispongo a ponérmela.

Estoy terminando de colocarme el bóxer cuando la puerta se abre.

—¡Vaya! Al fin despertaste —musita Yeonjun.

—Eh... sí, ya me tengo que ir.

—¿Esto se volverá a repetir? —interroga.

—¿Quieres que se repita?

—Solo si tú estás de acuerdo.

—Lo estoy —concluyó.

Él se acerca a mí con una sonrisa sarcástica, me agarra de la cintura, me pega a su cuerpo y mi pecho choca con el de él, introduce sus manos por dentro de la tela de mi bóxer y comienza a acariciarme el trasero, entierra su rostro en mi cuello lamiendo la extensión de éste, me aferro en sus brazos mientras que él sigue besándome y tocándome. Sus dedos tocan mi entrada y un ligero dolor me hace detenerme.

—Espera.

—Hagámoslo ahora.

Y no me deja responder cuando me empotra en la pared de la habitación, agarra un muslo con su mano y me hace que le rodee la cadera con el mismo. Yeonjun se aleja de mi cuello y me mira fijamente, besa mi mejilla.

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