➪ tres.

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—¿Eres el vigilante?

Incluso cuando no lo había dicho muy fuerte, su voz pareció retumbar por todo el apartamento. Estaban parados uno frente al otro, a metros de distancia, pero la tensión entre ellos era tanta que sentía que podía estirar el brazo y agarrarla con la mano. Lo que más le dolió fue ver miedo en los ojos de su amigo, como si temiera lo que Gyu pudiera hacerle.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Gyu intentando cubrirse inútilmente la herida con la camiseta manchada de sangre. Al presionar la tela sobre el agujero, sintió un dolor extraño, uno que nunca había sentido.

—Vine a traerte el juego que me prestaste, pero no respondías, así que pensé que te sucedió algo. Tampoco contestabas el teléfono —explicó el menor a toda velocidad. Parecía creer que no le quedaba mucho tiempo—. ¿Vas a hacerme daño?

—¿Qué? ¿Por qué te haría daño, Taehyun?

—Porque ahora sé tu secreto.

—Pero eso no quiere decir que-

Sonó el timbre, ambos se quedaron en silencio. Ninguno se movió un solo centímetro, de repente helados al saberse acompañados. Con un gesto de la mano, Beomgyu le ordenó que no hiciera nada, que no hablara ni se moviera; en ese momento lo mejor que podían hacer era quedarse quietos y esperar.

Después de que el timbre siguiera sonando por un minuto entero, empezaron los golpes a la puerta. Golpes primero leves, luego más fuertes y apresurados. Casi desesperados.

—¡Beomgyu! ¿Estás aquí? —exclamó Yeonjun desde el otro lado. Gyu tembló un poco y tuvo que agarrarse al sillón que tenía más cerca para no caerse—. ¿Estás bien? ¡Voy a entrar!

Se escuchó el ruido de unas llaves y Beomgyu supo que no podían quedarse allí parados. Tomó toda la ropa que se había quitado en una mano y con la otra sostuvo a Taehyun del codo y se lo llevó lo más rápido que pudo camino al estudio. Yeonjun ya estaba en la sala.

—¿Gyu? ¡Te traje algo de cenar! —Yeonjun, tan maniático como él solo, no iba a quedarse quieto en la sala esperando respuesta. Lo escuchó avanzar por el pasillo.

—¡Nos va a encontrar! —murmuró Taehyun en cuanto Gyu cerró la puerta del estudio lo más silenciosamente posible.

Gyu le puso una mano encima de la boca.

—Si te callas y me sigues, no lo hará.

Los pasos se acercaban. La voz de Yeonjun llamándolo también. Lo bueno era que su amigo primero revisaría los cuartos y el baño antes que el estudio, lo que les daba unos segundos de sobra para moverse.

Beomgyu abrió el armario donde guardaba todos los lienzos, caballetes y otros materiales más grandes. Allí dentro no había espacio para ambos, y de todos modos Yeonjun lo revisaría, así que Taehyun lo miró sin perder los nervios. Sin prestarle atención, Gyu apartó un montón de lienzos del camino y sin más preámbulos, abrió una portezuela escondida en el fondo del armario, que dio lugar a un compartimiento pequeño, pero con espacio suficiente para que ambos entraran agachados.

Allí adentro normalmente guardaba toda la ropa que utilizaba para sus patrullas o lo que necesitara. Nunca pensó que tendría que esconderse allí, pero agradecía tener aquel espacio.

Tomó al menor de la camiseta y lo metió en el agujero, siguiéndolo no sin antes cerrar la puerta del armario principal detrás de él. Una vez que estuvieron apretujados en el compartimiento y la portezuela cerrada, Gyu apretó a Taehyun contra su pecho mientras le cubría la boca para amortiguar sus respiraciones agitadas.

Esperaron. La voz de Yeonjun se escuchaba débilmente, pero era obvio que estaba en el estudio, rebuscándose por Beomgyu.

—¿Dónde diablos se metió? Ese chico nunca sale de casa —se quejó el rubio abriendo la puerta del armario. A menos de que se metiera y palpara la pared, era imposible que encontrara la puerta secreta.

연규: Under The Mask. ❝cyj ~ cbg❞Where stories live. Discover now