Capítulo 2

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El sol estaba impactando sobre la piel desnuda de los hombros de Nami haciendo que le llegase incluso a picar el contacto con el sol, serían aproximadamente las 16:00 de la tarde y aún no habían podido comer nada. En esos instantes la chica de pelo anaranjado se encontraba junto a Sanji en el puesto de carne observando precios.

— No tenemos ni para una comida...— susurró amargamente Sanji para después dar una calada a su cigarro.

La navegante se giró a buscar a su capitán con la esperanza de que una mirada pudiese asesinarle, pero, lamentablemente para ella, aquello no ocurrió. Suspiró profundamente. El capitán de los piratas Heart llevaba razón, los precios eran baratos, pero con lo que tenían no podrían alimentar a Luffy más de un día sin que este se muriese de hambre. Se masajeó las sienes en busca de una inspiración divina que le diese una idea. Volvió a suspirar dejando sus brazos caer, mientras Sanji intentaba regatear unos kilos de carne que de nada servirían, porque Luffy se los comería en cinco segundos y porque aquel hombre parecía que no iba a ceder. Estaba tan cansada que no le apetecía ni acosar a aquel hombre para que le dejase la carne a un precio tirado. Tendrían que acabar vendiendo algunas cosas de valor si querían llegar de forma saludable a Zou.

Observó a sus nakamas, se encontraban jugando y observando productos en el resto de puestos de aquel mercado. Llevaban solo una hora aproximadamente en esa isla y ya habían perdido a Zoro tres veces, se habían tenido que disculpar con una señora a la que Luffy casi le roba un bocado de su bocadillo y había tenido que pedirle a Usopp que estuviese pendiente de que Brook dejase de incomodar a todas las mujeres que pasaban incomodándolas con su típica pregunta sobre las malditas bragas.

— ¡Eh! ¡Nami! ¡Tengo hambre! — exclamó Luffy con voz infantil— ¡Dame dinero, por fa!

Robin rio por lo bajo y con su habilidad puso una de sus manos en la boca del capitán para callarle.

— ¡¡Luffy, vuelve a pedirme dinero y te pienso tirar al mar para siempre!!

El pelinegro respondió, pero no se pudo entender nada ya que su boca se mantenía cerrada por una de las manos de la arqueóloga.

— ¡¡¡Vamos!!! ¡Dame el dinero que tengas, enano!

Una voz grave resonó por todo el mercado, estaba a un par de puestos del lugar donde se encontraban los Mugiwara. Por sus "pintas" podría decirse que no era más que un bandido o un pirata, de unos 30 y pocos años, alto y bastante musculoso, pero el problema no era su apariencia o aquel grito en concreto, el verdadero problema era que trataba de robar a un niño pequeño de unos 8 años, que llevaba de la mano a otra niña aún más pequeña, de unos 3.

— ¡No tenemos!

— ¡¿Y entonces que hacéis en el mercado, eh?! — cogió fuertemente del brazo al pequeño, apartándole de su hermana y cayendo ésta al suelo—  ¡No mientas y dame el dinero o si no te voy a...!

Nami y Robin intercambiaron miradas, sabían que esa actitud no sería tolerada por sus nakamas. Luffy, Zoro y Sanji habían desaparecido de la vista del resto, apareciendo de repente a poca distancia del hombre, pero cuando llegaron, se encontraron con que alguien había lanzado una enorme piedra que había impactado en la frente de aquel hombre, pero este no perdió la conciencia siquiera.

— ¡Ni se te ocurra volver a tocar a esos niños! — gritó una voz enfadada que incluso en ese tono dejaba ver que era bastante dulce.

Aquella voz pertenecía a una joven, tendría unos 20 años, era bajita, de complexión delgada, pero con musculatura trabajada y, por su aspecto, al contrario que por sus actos, no parecía muy valiente.

La recién llegada se acercó a los niños, sin apenas fijarse en la figura del trío monstruoso que observaba justo detrás de los niños la situación. — ¿Estáis bien, peques? — preguntó dulcemente dirigiéndose a ese par de hermanos que ahora se encontraban sentados en el suelo sollozando. — Venga, levantaos. Vamos a casa, ¿sí? Siempre os digo que no podéis alejaros de mí cuando vamos a comprar porque...

Lo que nos une (Zoro x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora