20. [Night Changes.]

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Harry:

—Dios, bebé, me calientas tanto.–rugí en su oído mientras acariciaba lentamente la zona ahora voluminosa de su pantalón. Empecé a trazar pequeños círculos para luego tomar con toda mi mano su erección cubierta por su ropa. Seguí besando su cuello, la velocidad de mi mano aumentando conforme los gemidos de Louis se hacían más fuertes. El castaño comenzó a moler sus caderas contra mi estructura en busca de más contacto.

—Harry.–gimió despacio. –  ¡Oh, santa mierda, Harry! –esta vez gritó casi ahogándose en su propia lujuria. Mi nombre saliendo de sus labios solo me llevaba al borde, mis pensamientos estaban nublados por la excitación. Yo quería que fuera mío. Él iba a ser mío.

Gemí fuerte, aplastándolo más contra la pared cuando su respiración se empezó a irregularizar y jadeaba fuerte contra mi cuello.

—Louis, deja de hacer eso.–cerré los ojos con fuerza, unos cuantos mechones de mi pelo cayeron sobre mi rostro. Él pareció tensarse, tal vez pensando que había hecho algo mal.– Deja de hacer eso, maldita sea.–moví mi extremidad para poder pegar mi cuerpo contra el suyo y embestirlo fuerte contra la pared. –No voy a durar mucho si sigues así.–lloriqueé, mi polla doliendo por la ajustada tela que se cernía sobre ella.

El muchacho volvió a soltar un fuerte gemido y se me acercó, besando mi cuello, comenzando a hacer chupones.

—Espera.–dije abrupto, el azul conociendo al verde. –No estarás jugando conmigo, ¿cierto? –pregunté inseguro.

—N-no, c-claro que no, Harry.–dijo cerrando los ojos y respirando profundamente.

—Louis, juro que si estás conmigo, yo…–comencé, pero él me interrumpió.

—Harry, ya cállate.–dijo mirándome serio a los ojos. – No estoy jugando contigo, es decir, sólo sé que si cualquier otro hombre hiciera lo que estás haciendo conmigo, ya tendría la nariz rota y estaría llorando, suplicándome que pare de golpearlo.–hizo una pausa. – Sin embargo, aquí me tienes.

Una chispa se encendió en mi ser y lo callé con un beso. Tal vez esto no sería tan malo después de todo. Tal vez no. Pase mis manos por su redondeado trasero, apretándolo un poco, soltando un suspiro de satisfacción. Lo tomé por las rodillas y él rodeó mi cintura con sus piernas. Lentamente, me fui desplazando subiendo las escaleras, una mano en la barandilla y otra en su moldeada protuberancia trasera. Era tan liviano –o yo era tan fuerte- que podía llevarlo de esta forma sin ningún problema. Abrí la puerta de su habitación de una patada y me adentré, apoyándolo en su cama, recostándolo. Él no chistó ni se quejó, sino que se dejó guiar por mi tacto. No pasó mucho tiempo para que yo siguiera su cuerpo y me subiera encima de él, mis piernas a horcajadas de las suyas y mis extremidades superiores a los costados de sus hombros. Ninguna parte de nuestros cuerpos se rozaba pero su cabeza estaba levantada para poder llegar a mi boca. Nos quedamos así durante un rato, dándonos besos húmedos, nuestras bocas explorándose lentamente. Louis aumentó la intensidad del beso y jaló de mis rulos, haciéndome soltar un gemido. Descendí y pequé nuestros cuerpos. Nunca creí que llegaría a estar así con él. Si le hubieras dicho a ese despampanante chico de 13 años que algún día estaría con el chico de 15 que había captado su atención, él probablemente no te hubiera creído. Pero hoy día, teniendo a Louis debajo de mí, puedo llegar a pensar que nada es imposible.

Bajé mis manos y con ellas, recorrí todo su cuerpo. Deteniéndome a la altura de la cadera, comencé a hacer movimientos circulares con mis dedos y levanté su remera un poco para conseguir el roce de su piel. Decidí seguir mi camino y llegué hasta su pantalón, recorriendo el cinturón con un dedo. Lo solté y luego me dispuse a bajar el cierre. Todo iba bien; Louis me besaba ferviente, soltando pequeños sonidos satisfactorios, pidiendo más.

☠ Pelea de Egos » Larry Stylinson ☠Where stories live. Discover now