Si había algo nuevo en mis fines de semana era que los dedicaba completamente a mi descanso, me ayudaba bastante a descansar la mente.
- Llegó esto joven.
- ¿Para mi? Vaya, gracias - sonreí.
- Permiso.
Fui al sofá para ver aquella caja que a simple vista se veía elegante, la firma de Magdalena me hizo ver de dónde provenía.
Me detuve a pensar en todo lo que estaba pasando, si bien no tenía nada con Erick y no era su obligación hablar conmigo, nos estábamos alejando bastante.
- Buenos días, qué tal. ¿Llegué a tiempo para el desayuno?
- Ethan, de hecho sí. ¿Qué tal?
- Bien, algo cansado - respondió.
- Los proyectos propios no son fáciles, te lo dije.
- ¡Uh! ¿Y esto? - preguntó llevándose un chocolate a la boca.
- Me los mandó Magdalena.
Escupió aquel dulce como si estuviera comiendo algo envenenado, un vaso de agua fue al parecer su salvación.
- ¿Cómo que Magdalena? ¿Esa tipa volvió?
- Sí, hace unas semanas.
- ¿Erick sabe de esto?
- Ya no estoy con él - conté.
Ethan no estaba al tanto de la situación, al parecer mi ex novio estaba siendo bastante reservado.
- Con razón - susurró.
- ¿Con razón qué?
- Lo he notado un poco desanimado y mira que lo intenta disimular con sus bromas, pero sabía que algo le pasaba.
- No he hablado con él, por un momento pensé que le interesaba más estar conmigo - lamenté.
- ¿Por qué lo dices?
- Magdalena ha tenido buenos detalles, me llama, se preocupa. Erick ni me ha hablado, nada.
- Eres un sin vergüenza, de verdad que sí - negó.
- ¿Por qué?
- ¿Pretendes que te hable después de que terminaron? ¿Después de que te estás dejando caer con la tonta esa?
- No hables así, es una mujer.
- Hablo así porque se lo merece, claro para engañarte y dejarte fue muy mujer ¿no?
Mi familia y Ethan eran las únicas personas que sabían de la desilusión amorosa que tuve con ella, para ninguno a excepción de mi hermana ella era de su agrado, razón por la cual nadie sabía de lo que estaba pasando actualmente.
- ¿Debería darle una oportunidad a ella?
- ¡Estás loco! No, no se la des - dijo de inmediato.
- Creo que aún la quiero y no puedo negarte que estos detalles me hacen feliz.
- ¿Y Erick? ¿Has pensado en él? Te recuerdo que gracias a él estás mejor.
- Y lo admito, se lo agradezco. No creas que no lo quiero, pero Magdalena me hace dudar demasiado.
Se levantó caminando por varios segundos a mi alrededor, por momentos lograba marearme.
- No estoy de acuerdo.
- Supongo que no, pero qué puedo hacer - comenté.
- No logro entender tu postura, esa mujer te hizo mucho daño...
- Pero quiere repararlo y me lo está demostrando - interrumpí.
- ¿Con detalles de mierda como estos? No, esa mujer no es buena. Te vi sufrir, llorar, sacó lo peor de ti y nunca estuvo ahí - recordó con enojo.
- Solo lo dices porque Erick te cae bien.
- Sin duda no mereces a ese chico y me alegro que hayan terminado porque la paciencia que seguramente tuvo contigo y el tiempo que dió nadie más lo hará, te quiso hasta con tu carácter de mierda.
- Deja de regañarme como si fuera un niño pequeño - pedí.
- Soy tu amigo, te quiero pero en esto no te apoyo...mejor desayunamos que sino te voy a golpear aquí mismo - negó.
- Puedes servirnos - ordené.
- Deja de mirarme así.
- ¿Cómo está Erick? ¿Lo has notado bien?
- Si te interesa saber eso, no es a mi a quién tienes que preguntarle.