Capítulo 12

1K 130 39
                                    

- No puedo creer que al responsable de la familia se le hayan pegado las sábanas - molestó Angelina.

- No le hagas caso, sabes como es de insoportable - intervino Marc, mi hermano.

- ¿Mis padres?

- Salieron desde temprano. ¿Todo bien contigo? No te ves muy animado.

- Pasé una mala noche, dormí horrible - respondí.

- ¿Y eso?

Miré hacia un costado notando como la atención de mi hermana estaba en nuestra conversación, le hice un gesto a él para que busquemos otro sitio.

- Hay alguien con interés en mi.

- ¿De verdad?

- Sí, tenía mis dudas pero ayer me lo confirmó - recordé.

- No voy a tocar el tema porque sé que no es grato para ti, pero deberías intentar conocer a alguien, no puedes quedarte toda la vida así - aconsejó.

- Es mi trabajador.

- Oh, problema doble - dijo pensante.

- Me besó...y le correspondí.

Acarició mi espalda en forma de apoyo, besar a alguien no siempre tenía un sentimiento de por medio, sin embargo, aquel momento se mantuvo en mi mente toda la noche.

- ¿Y si conoces a esa persona? No pierdes nada hermano, eres una buena persona.

- No lo sé, solo llevo un tiempo de conocerlo y aunque a veces lo odio, también hay ocasiones en que me parece una ternura de persona - comenté dudoso.

- Deja de ser duro contigo, nadie muere de amor y si ese chico está dispuesto a estar contigo es porque bajo esa fría persona que quieres aparentar vio algo bueno de ti.

- ¿Lo crees?

- Sí, y créeme que esas personas se valoran, si te quiere con esta parte tan mala de ti, con la más buena quedará loco, valora los pequeños detalles Christopher - aconsejó.

Mi hermano era un gran consejero en momentos como estos y lo quiera o no, había mucha razón en sus palabras.

Pasé por un café para evitar aún más mi retraso a la oficina, como odiaba las situaciones como esta.

- Buenos días - saludó apenas abrí la puerta de su oficina.

- Ten, veo que nunca comes por las mañanas - dije dejando un café sobre la mesa.

- Oh, gracias - sonrió sin poder contenerse.

Cerré la puerta sintiendo como mi cara estaba a una temperatura fuera de lo normal, las manos me sudaban y prácticamente en mi mente había una pelea interna sobre si mi acto.

Caminé de un lado a lado por un buen rato, no lograba mantener la concentración en lo que debía.

- ¿Pasa algo? - pregunté al verlo entrar.

- No, solo venía a preguntar si aún quiere que cancele las reuniones de la próxima semana.

- Creo que son importantes así que no.

- Bueno, gracias.

- Espera, cierra la puerta - pedí.

Hizo lo que le ordené manteniendo su postura y su distancia, en un corto tiempo Erick había mejorado bastante.

- ¿Y...?

- Estuve pensando en lo que pasó ayer, en lo que hiciste realmente.

- Fue un impulso pero eso no quiere decir que me arrepienta.

- ¿Puedo saber desde cuando te intereso? - pregunté curioso.

- No es que tenga un tiempo exacto, la verdad siempre te encontré muy lindo pero creo que siempre fui indiferente para ti.

- ¿Ethan sabe?

- No, de otro modo creo que ya lo sabrías - rió.

- ¿Quieres cenar conmigo? Hoy.

Su risa se detuvo apenas escuchó mi invitación, no quise hacer comentario alguno ya que posiblemente anularía mi invitación.

- ¿Es enserio? Osea, no entiendo - añadió en confusión.

- La respuesta es simple, si o no.

- Espera, estoy confundido. ¿Cena de trabajo?

- Personal, de nosotros dos. Solo di si o no, me estoy arrepintiendo - advertí.

- No no, es que es raro pero claro, sí - aceptó.

- Bien, iré por ti si quieres.

- Mierda, no me lo creo. ¿Está pasando? - preguntó para sí mismo.

- Por ahora ve a trabajar, no pienses que te estoy dando libertades y sigo siendo tu jefe - recordé ante su vocabulario.

Sonrió en dirección a la puerta, esto estaba siendo raro.

- Iré muy lindo, creo que puedo sorprenderte - lanzó.

- No creo que lo necesites mucho, lo eres.

Sin Límites - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora