CAPÍTULO 23

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Por más que trataba de no pensar en él, por más que trataba de olvidarlo y hacer como si no hubiese visto nada... Más eran las ganas de querer ir y correr a sus brazos, decirle que me perdone, pero en parte siento que yo no tengo la culpa...

— ¡Estuvist increíble! — exclamó mi mamá llegando hacia mi con los brazos abiertos.

Sonreí — Gracias — la abrace.

— Fue estupendo, el beso no tanto, pero todo lo demás estuvo bien — menciono mi padre con una pequeña mueca, bromeaba.

Me abrazaron fuertemente mis hermanos al igual que mis padres, yo estaba feliz de haber cumplido mi sueño pero algo dentro de mi, en el fondo, no lo estaba.

— Estuviste... Increíble — hablo detrás de mi Matthew.

Lo mire — G–Gracias.

Aún me sentía nerviosa ante aquel beso, no era parte de la actuación lo que él había hecho, lo sentí tan... Real.

—Créeme, llegaras muy lejos — me guiño el ojo yéndose.

Mire mi mano, tenía las uñas tan pequeñas de tanto morderlas. Apreté mi mandíbula y baje la mirada.

— ___________ ¿Vienes? — pregunto mi madre.

Me gire a verla con lentitud, mis ojos se criztalizaron y negué. Estos me miraban extrañados, pero fue peor cuando me quite la corona y la tire al suelo para después irme a corriendo a la salida del auditorio.

— ¿A dónde vas? — pregunto Matthew tomando mi brazo.

Sus ojos verdes me miraron con tanta intensidad que por unos instantes me arrepentí de lo que quería hacer, o de lo que mi corazón decía que hiciera. Quite mi brazo de su agarre y seguí corriendo.

Las calles de San Diego estaban oscuras, pero habían demasiadas personas en estás. Corrí hacia el departamento que no quedaba muy lejos, el aire helado pegaba contra mi rostro como una brisa de invierno.

Iba a resfriarme, de eso estaba segura.

Pero no le tome tanta importancia ya que entre al edificio corriendo, pero me detuve en seco al ver qué unos hombres bajaban por las escaleras con mueblería. Mire a mi alrededor, tratando de convencer a mi mente de que no era Finn. Subí por el elevador, presione el botón repetidas veces hasta que subí.

Mis piernas temblaban, y no podía dejar de moverme de un lado a otro. El pequeño sonido del elevador –que indicaba que ya había llegado al piso– sonó. Salí rápidamente, y nuevamente me detuve en seco.

Estaba frente a mi, sus ojos chocaron con los míos. Era tan intenso la manera en que nos mirábamos como si nadie más estuviese aquí, y hablaba por los hombres que llevaban los muebles fuera del departamento.

— Finn...

Este ladeó un poco la cabeza pero me pasó de largo, segundos después. Lo tome del brazo.

— No me hagas llamar a seguridad — amenazó sin mirarme.

— Finn, yo... Tu estabas ahí — lo solté — Tu fuiste a mi obra, tu eres el chico con la rosa... Yo... ¡Simplemente no lo entiendo! — me miro — ¡Tu, partes mi corazón, me tratas como una mierda! — mi voz se comenzó a quebrar —¡Después!... Vas a mi obra y pareciera como si aquel beso...

— No fui yo.

Me calle, fruncí el seño intentando procesar lo que me había dicho.

—¿C–Como?...

—Yo no fui a tu obra — hablo seriamente —¿Por qué iría a la obra de la persona que arruinó mi vida?.

Mis lágrimas cayeron, pero me detuve en hacer algún sonido, solo me quedé mirandolo fijamente por algunos segundos con el corazón en la mano. Apreté la mandíbula mientras miraba como entraba al elevador, apretó el alguno de los botones que había ahí.

— ¿Sabes que es lo peor? —hablé llamando su atención — Que aún te sigo queriendo.

El contacto visual se mantuvo hasta que la puerta del elevador se cerró por completo y este bajo. Mire mi atuendo, aún tenía el vestido de Julieta. Bien, me miraba ridícula.

Entre a mi departamento y cerré con fuerza la puerta para después ir a mi habitación y recostarme sobre mi cama.

Era tan cierto lo que le dije, aún lo seguía queriendo.



OBSESIÓN || Finn Wolfhard Y Tú ||©🔚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora