━ Capítulo 14.

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Daniel soñó con un cuerpo que lo abrazaba, con alguien que estaba a su lado y que le daba cada trozo de si mismo. Se despertó mirando el techo de su habitación, sin nadie a su lado. Sintiendo un vacío que pensaba que no iba a sentir.
Se sentó al borde la cama, mirando nada en particular mientras se perdía en algunos recuerdos. Luego de su conversación con la doctora Margaret y descubrir que era familiar de Susan, se encontró con la curiosidad  de las chicas. Querían saber qué había ocurrido, dónde estaba aquel dulce galán, o revoltoso rebelde.

No respondió. Había tenido la clara intención de que solo podría contra todo, pero era diferente, era diferente cuando el padre había muerto, a cuando simplemente no sabía de la existencia de uno. Pero cómo iba  él a encontrarlo, no tenía una cara a la cual acudir. Era una sensación de sentirse en deuda con su bebé, aquel que crecía en su interior, no quería que llegara a pensar que no era amado.

Ese día le dijo a su madre que no iba a ir a la escuela, lo quería libre. Ella asintió, después de todo, no se había tomando un día de ausencia desde que llegó al valle.

—¿Estás seguro que estarás bien, solo? —preguntó Lucille, acomodando su bolso en su hombro. — Porque puedo decirles que me encuentro enferma.

—Ma, estoy bien. No es la primera vez que me quedo solo.

—No, no lo es. Pero ahora no es como antes. Estás teniendo un bebé, y, santo cielo Daniel, me asustá que pueda pasar algo. —agregó. — Le diré al señor Miyagi que esté atento. Solo por las dudas.

—¡Pero mamá!

—Nada de peros, Daniel. Es por tu bien, si no te lo digo yo, también te lo dirá Ali.

Daniel se cruzó de besos, Lucille le dio un rápido beso en la frente antes de salir y cerrar la puerta. Los pasos se alejaron por el corredor. Tenía planes de recostarse en el sofá y ver algún programa mientras se llevaba algunas cosas a la boca. No sabía demasiado sobre como definir la sensación que tenía, pero estaba en esos días en los que simplemente su energía se cortaba, y está vez no tenía mucho que ver con el huésped en su vientre. Caminó hacia la cocina, para terminar de freír los huevos que pasarían a ser su desayuno, podía imaginar que en unas horas, llegaría el señor Miyagi, invitándolo a ir con él, a casa para que no pasará demasiado tiempo solo, antes de que su madre llegará del trabajo.


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Las cosas no estaban saliendo como creía que tendrían que salir. Tommy había llegado al dojo con una expresión de muerto en vida, si no fuera porque estaba sintiendo su pulso latir, su palidez le hubiese hecho creer que enserio había muerto. Para empezar, no había tenido la menor idea de que LaRusso era, un homme, es decir, usualmente creía que no estarían metidos en pelea y hasta donde sabía tampoco practicaban en ningún dojo. Todo esto le alteraba la mente, porque además de eso, Daniel estaba esperando un bebé. Iba a tener un hijo o hija, y él —junto a los demás chicos, no habían dejado de tratar de hacerle la vida un asco—, de pronto todas las situaciones cambiaban por ver a su propia madre siendo perseguida por cinco chicos o al tío de Dutch.

No era correcto, ni tenía nada de honor. Ahora no solo podía entender a Bobby, si no que, sentía que la culpa incrementaba sobre sus hombros cada vez que recordaba lo que los chicos habían dicho. Entonces, después de tener un recorrido en moto para asimilar que si o si debía decirle a los muchachos, solo se encontró con la silueta de Jimmy esperando. La clase había sido cancelada, y los demás tenían asuntos que atender. No tenia idea porque rayos justo en ese momento los demás habían desaparecido.

Paso media tarde sin poder concentrarse en las palabras de Jimmy, con la noticia en la punta de su lengua. No pudo cenar como lo había hecho normalmente, y se recostó en su cama con un lío en la cabeza. Se preguntó cómo es que aquellos chicos que habían estado hablando de LaRusso lo sabían, porque el chico no mostraba ningún indicio de un vientre abultado. Al menos no aún. Soltó un quejido de frustración, no se suponía que estas cosas deberían ser de su incumbencia. Pero tenía algunos códigos, algunos se habían añadido recientemente y no podía permitirse romperlos.

Cobra en apuros.Where stories live. Discover now