Capítulo 11

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Siento que caigo por primera vez.

Aún en la oscuridad, lo único que puedo ver, es a él.

No puedo dormir.

Su tierno rostro inexpresivo es lo único que me acompaña en la absoluta obscuridad.

En algún punto aleatorio de la noche desperté.

Todo se sentía como un sueño, un sueño real.

A la vez que perfecto.

Aún así, ¿No perdemos estar juntos? ¿O quizá sí? ¿De qué manera?

Quizá me estoy volviendo una fan loca sobre los pequeños detalles de su rostro...

Una, la cual está en un viaje sin destino, esperando a impactarse en la meta.

Aún así, a mis espaldas sentía vacío, un vacío que no le dejaba avanzar, o quizá solo era miedo.

Llevado a la escala cósmica, un agujero negro, máxima expresión del vacío, es capaz de devorar todo lo que esté cerca de el, quizá mi miedo empezaba a devorar todo lo demás.

Aún, dentro de la obscuridad abstracta, podía ver y distinguir sus rasgos, pero, aunque estuviera la visión aún, subí mi mano hacia su rostro, empezando a delinear este.

Dándome cuenta de que, es aún más perfecto de cerca de el, quizá mi miedo empezaba a devorar todo lo demás.

Aún, dentro de la obscuridad abstracta, podía ver y distinguir sus rasgos, pero, aunque estuviera la visión aún, subí mi mano hacia su rostro empezando a delinear este.

Dándome cuenta de que, es aún más perfecto de cerca.

Era invierno, pero extrañaba la primavera.

Sigo sin poder dormir. Sin poder soñar siquiera. Me encontraba a la deriva esperando el amanecer.

Y como un llamado, llegó. Sin esperar a que mi sueño cayera sobre la noche, el día simplemente aclamó su pertenencia dejando detrás mis querencias.

Y así, alzándose con el sol, Chan se levantó, viendo mis ojeras hasta el suelo.

—¿Pasa algo?. —Preguntó. —Nada... Sólo no pude dormir. —Dije viéndolo frente a frente ambos recostados sobre la cama.

—¿Tienes algo importante qué hacer hoy? —Preguntó suavemente.

—Nada, hoy tengo libre completamente.—Le respondí.

—Bien, entonces significa que hoy te protegeré mientras duermas. Supongo que te lo debo. —Dijo sentándose.

Dirigí mi mirada hacía él, algo extrañada de su repentina actitud.

—¿Por qué me miras así? —Preguntó cuando se dió cuenta de mi mirada.

—¿Podrá ser que tengo mucho sueño? —Lancé una pregunta al aire. —¿Podrá ser que tu cara de recién despierto es tierna? —Otra.

¿Me estoy enamorando? Una más, pero esta vez mentalmente.

—Antes de dormir deja que te prepare el desayuno, no es saludable saltearlo, y menos en tu peso. —Dijo levantándose. Posterior, abandonando la habitación.

Mi mente daba vueltas, o quizá eran mis sentidos fallando. Poco después de su ida, regresó, con una bandeja, pan tostado y un poco de jugo de manzana en ella.

Rápidamente me comí todo lo que había allí.

Así mismo como pasó la primera semana desde la especie de regla que me impuse. Desde ese día hemos dormido juntos, quizá miedo, quizá solo así lo queremos, cada vez hay un pequeño acercamiento es como si el antiguo Chan que cada vez que se lograba acercar y después alejar nuevamente desapareciera más lentamente.

Cómo si cada vez que se alejara más la idea de que lo nuestro sea imposible.

Quizá todo esto simplemente nunca fue una coincidencia.

Lentamente los acercamientos fueron acercándose y siendo desapercibidos al cambio, eso, o al menos ambos lo obviamos.

Y así terminó la primera semana, la que nos atormentó en el lugar donde pensábamos que sería imposible seguirnos, los sueños. La misma semana donde descubrí que verle cocinar mientras mis manos rodeaban su cuello me enamoró.

Primera semana y ya mi regla se había brutalmente quebrado.

Y la segunda semana empezó. Con una luminosa mañana.

Dejé salir un frío suspiro mientras el chico a mi lado aún seguía en el mundo de sus sueños.

Pensé al inclemente silencio del amanecer, sentía miles de voces levantarse al unisono gritando que me acercara más a él.

Y eso hice, sin rechistar, puesto que mi única voz no era competencia frente a un coro que prácticamente podría abarcar a toda la ciudad.

Volví a recostarme, viéndolo directamente, a sus rasgos en descanso. Mi mano lentamente fué recorriendo, mirando sus labios como meta.

Despertó mientras que una lágrima salió de su ojo derecho, al mismo tiempo que mi respectiva en el izquierdo, manchando un poco la sábana con el agua salada de los lagrimales.

Quizá de vez en cuando no siempre es necesario decir “te quiero”

Pese al casi momento mágico, la segunda semana podría describirse de ese mismo modo, casi momentos mágicos.

La tercera, en la cual ya había aceptado que perdidamente me encontraba enamorada de mi alma gemela.

Volviendo un poco al punto donde todo esto empezó, parecía una decisión a posibilidades iguales. Las perspectivas pueden cambiar drásticamente, ahora todo se resume en dos caminado.

Uno de tierra. Suponiendo obviamente cuál sería.

Y otro de oro.

Por desgracia, un viaje escolar apartaría la cuarta semana.

Soulmate ℘ BangchanUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum