19. Invierno en los Alpes

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El invierno por fin llegó a los Alpes y en seguida comenzó a cubrir todo el paisaje de un precioso y frío manto de nieve. Aquella mañana, Tobías y Ana se asomaron por la ventana después de terminarse el desayuno y descubrieron que caían los primeros copos de nieve del invierno.

-¡Viva! ¡Por fin está nevando! -exclamó Tobías.

-¡Sí! ¡Me encanta la nieve! ¡Viva! -exclamó Ana dando saltos de alegría.

-¿Está nevando? -preguntó Heidi la cual estaba terminando de desayunar junto a Pedro y Brígida.

La joven se levantó de la mesa y se acercó corriendo a la ventana para asomarse junto a sus hijos.

-¡Oh, por fin! ¡Que bonito se está poniendo todo! -exclamó la joven entusiasmada al ver cómo la nieve cubría todo lo que había afuera.

Pedro y Brígida les miraban mientras se reían tiernamente. No sabían quién de los tres estaba más ilusionado, si los niños o la madre.

Días después, Heidi regresaba a su trabajo como maestra de apoyo en la escuela de Dörfli, y esta vez sería especial ya que sus hijos irían por primera vez. Heidi les daría clase de lectura a ellos y a los demás niños pequeños del pueblo.

Aquella mañana, Heidi se levantó temprano y se dirigió hacia la habitación de Tobías y Ana, los cuales seguían durmiendo todavía.

-Venga mis niños, es hora de levantarse. Hay que ir a la escuela.

-¿Tan pronto? -preguntó Tobías mientras bostezaba.

-¿No podemos quedarnos cinco minutos más? -preguntó Ana intentando abrir los ojos.

-Tenéis que levantaros ya, mis amores. Os he preparado el desayuno, vuestro padre y la abuelita os están esperando para que desayunemos todos juntos.

Tobías y Ana se levantaron de su cama refunfuñando, si hubiera sido por ellos se habrían quedado durmiendo más tiempo. Los dos niños y su madre se dirigieron hacia el comedor para desayunar junto a Pedro y Brígida. Mientras desayunaban aprovecharon para conversar en familia.

-¿Estáis contentos por vuestro primer día de escuela? -preguntó Brígida.

-Yo sí, abuelita. Tengo muchas ganas de aprender a leer bien y escribir. -dijo Ana después de beber un poco de leche.

-Me alegra oír eso, mi niña. -dijo Brígida sonriendo a su nieta. -¿Y tú, Tobías?

-Yo no. Prefiero salir a jugar con la nieve y con el trineo, es mucho más divertido. Y además con que mamá me enseñe a leer ya me vale. -dijo el niño riéndose.

Pedro también se echó a reír al oír eso, le recordaba a él cuando era pequeño. Heidi miró a ambos levantando una ceja.

-Tobi, no puedes decir eso sin saber cómo es la escuela. -dijo la joven.

-A mí tampoco me gustaba la escuela y me costó mucho aprender a leer. -dijo Pedro.

-¿Y por qué fuiste si no te gustaba? -preguntó Tobías después de zamparse un trozo de queso.

En ese momento, Pedro rodeó los hombros de Heidi con su brazo y la miró.

-Porque alguien me enseñó lo importante que es ir para aprender cosas, y también me ayudó a mejorar la lectura. -dijo Pedro refiriéndose a Heidi. -Además no os podéis quejar, tendréis a la mejor maestra que existe, con ella aprenderéis a leer y a escribir estupendamente.

Heidi le sonrió y besó su mejilla. Brígida también sonrió ya que ella recordaba muy bien todo aquello.

-Y además allí no solo se aprende a leer o a escribir. Estudiaréis muchas más cosas y haréis nuevos amigos. -añadió Heidi.

Heidi y su familia (Libro 2)Where stories live. Discover now