Cap.12 "Si tienes que hacerle daño a alguien, es a mi".

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—¡No creo que quieras jugar a las escondidas conmigo!

—¿Alison? —preguntó Nathan, apretando mi mano para tirar de ella y no quedarnos atrás del resto que avanzaba por la hierba hacia el galpón.

—Lo siento, solo... Ya estuve aquí —le dije recordando todo lo que había hecho ese día. Él frunció un poco el ceño y abrió la boca, seguramente para preguntar cuando pero respondí antes. —Asesiné a Jeremiah —comenté con voz ronca, mirando el suelo por donde pisaba.

Él asintió con la cabeza y no dijo más nada. Un sabor amargo se presentó en mi boca, algo desagradable. Casi como oxido, como metal. Me lamí los labios esperando que desapareciera pero no lo hizo. Y sabía que recordarme asesinando causaba ese amargor.

Jamás en mi vida me habría imaginado asesinando a nadie, y quizá luego de todos ellos no lo haría nunca más. Luego de los primeros tres que ya no recordaba los nombres. Luego de Jeremiah, de Gale, de Jaden y Luca y por supuesto, de Reynaldo. Pero aún así, no me arrepentía de haberlo hecho. Incluso sabía que si tuviese que hacerlo otra vez, lo haría.

—Escuchen, Elías entro aquí —susurró Augusto, escondiéndose entre la hierba de la entrada.

Todos se dispersaron por distintos rincones para podes observar y escuchar, tal cual lo hicimos después de observar el día del ritual. Seguí a Tessa y a Noel hacia una esquina donde había un pequeño agujero en la pared y gracias a la hierba, nadie nos vería.

Una vez observando el lugar por dentro, los recuerdos de ese día fueron más fuertes. Reynaldo estaba parado cerca de una columna, el resto estaba disperso por todos lados. Elías había llegado hacia pocos segundos, según se veía. Porque aún estaba cerca de la entrada. Gale y otro chico que no recordaba su nombre sostenían sus brazos, creyendo que era una amenaza.

—Por favor —pidió Reynaldo fastidiado con sus propios compañeros—. Miren lo que es este niño. ¿De verdad les parece una amenaza? —casi les espetó por sostenerlo como si tuviese la posibilidad de hacerles algún tipo de daño.

Ambos se miraron, pensando si era buena idea soltarlo pero aún así lo hicieron de mala gana. Elías se aclaró la garganta, se acomodó la camiseta que le habían arrugado un poco y avanzó en la habitación. Evelina siguió sus pasos con la mirada clavada en él, como si quisiera demostrarle que en cualquier momento de intentar algo, ella podría dejarlo tendido en el suelo de dolor.

—¿Qué es lo que quieres aquí, niño? —preguntó Reynaldo—. Tenía entendido que nosotros íbamos detrás de ti, no al revés —comentó sonriendo con todos sus dientes, totalmente divertido por como se habían dado vuelta los puestos.

—Si aún necesitas un recluta, formaré parte del sacrificio —habló él en voz alta, sin ningún miedo.

Evelina miró rápidamente a Reynaldo, con los ojos abiertos en pánico, queriendo comunicarle que no debía acceder a eso. Luca y Jeremiah soltaron un grito de guerra y se chocaron los pechos en un salto de niños de cinco años. Oí a otros festejar con los puños arriba, pero Reynaldo solo esbozó una pequeña sonrisa. Una expresión de sorpresa, felicidad y confusión a la vez.

—Me siento muy halagado por esa repentina decisión, pero debo preguntarte ¿a qué se debe esto? —preguntó luego de soltar una pequeña risa algo amarga y superficial.

—Creí que los Clarke también harían un sacrificio, me mintieron diciendo que así sería. Hoy los oí hablando en secretos, resulta que llevarán a cabo un ritual y no quiero deshacerme de mi magia —mintió y aunque lo actuó muy bien, Reynaldo no pareció tragárselo por completo, porque lo observó de arriba abajo dubitativo.

Controversia (Trilogía completa)Where stories live. Discover now