Me gustas, ¿Te gusto?

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Conforme se acercaba marzo, cualquier rastro de nieve en la ciudad fue desapareciendo poco a poco.

- ¿Te gusta la nieve? - le preguntó Horacio mientras miraba por la ventana los charcos de agua.

El agente estaba terminando de decorar su casa y había visto un mueble que le gustaba, pero no tenía un vehículo lo suficientemente grande como para llevarlo a casa, y como sabía que el ruso tenía una camioneta grande, le pidió ayuda para llevarlo de la tienda a su hogar.

- Supongo que si, es linda - contestó sin pensarlo en profundidad.

Horacio hizo un ruido pensativo y continuó mirando el camino desde el asiento del copiloto.

- ¿Por qué la pregunta? - inquirió el comisario sin desviar los ojos del camino.

- Pensé que quizás te recordaba a Rusia - respondió desviando la mirada del camino a su rostro.

- Bueno, ya llevo muchos años acá, tampoco es lo primero que se me viene a la cabeza, pero entiendo la duda - explicó el ruso brevemente.

Frente a ellos había un gran atochamiento vehicular, el ruso suspiró mientras se lamentaba por no haber salido más temprano, por su parte Horacio se acomodó en el asiento de cuero.

- Cuéntame algo - le pidió al comisario mientras cerraba los ojos.

- ¿Algo de que? - preguntó volteándose hacia él, al mismo tiempo que se preparaba para esperar el tiempo que fuese necesario.

- Hmm, cualquier cosa - dijo dándole libertad creativa.

Volkov miró por la ventana intentando buscar alguna inspiración, pero solo vio los charcos de agua y el barro que dejó el invierno en la ciudad. Por un momento la imagen de Rusia apareció en su mente por la conversación anterior, teniendo en cuenta el cambio de estación que se avecinaba, tenía una vaga idea de la historia que podía contar.

- Podría contarte un cuento que me contaba mi madre, pero es algo tonto... - le ofreció al moreno.

Horacio abrió los ojos y se giró hacia el asiento del piloto con la intención de hacerle entender que le estaba prestando toda su atención.

- El cuento es sobre una pareja que no podía tener hijos... - comenzó a contar.

"Ellos eran muy felices, se amaban mucho, pero ya eran viejos y nunca habían podido tener un hijo o una hija. Un día de invierno, la pareja vió por la ventana un grupo de niños jugando en la nieve, la mujer los miraba con melancolía, pero el hombre tuvo una idea, y salió con su esposa a armar una hermosa doncella de nieve. Hicieron una gran esfera para las piernas, una mediana para el torso, y una pequeña para la cabeza, con nieve el hombre esculpió hermosas facciones, ojos, nariz, labios, y al terminar su obra maestra, dieron un paso atrás para apreciar a su doncella de nieve. De repente de la nieve surgió una hermosa joven, con una blanca y radiante sonrisa, su cabello caía en una trenza hasta la cintura, pero su tez carecía de color, aún asi, era su hermosa doncella de nieve, la hija que ellos mismos habían creado. Pasó el tiempo y todos conocían a la hermosa doncella de nieve, era amable y amigable con todo el mundo, pero el invierno acabó en poco tiempo, la primavera ocupó su lugar y toda nieve desapareció. La niña comenzó a entristecer, pero nadie lograba comprender el porqué. Un día unas niñas del poblado invitaron a la doncella a jugar, por la insistencia de su madre, ella accedió a ir al bosque a jugar, y cuando se tornó oscuro, las doncellas encendieron una fogata para jugar alrededor. Bailaron y cantaron a la luz de la luna, y se retaron las unas a las otras a saltar por sobre el fuego, una a una lo hicieron hasta llegar a la doncella de nieve, ella no quería, pero las niñas insistían que lo intentara, que todo estaría bien, y entonces lo intentó, pero en cuando pasó sobre el fuego desapareció dejando tan solo una nube de vapor en su lugar, por más que las niñas intentaron buscarla, lo único que quedó fue el eco de su voz rebotando entre los árboles del bosque"

Volkacio Valentine 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora