San Valentín

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El día 14 despertó algo nervioso, cuando recibió esa llamada se imaginaba que Horacio tramaba algo, pero en el momento que escuchó esa pregunta inesperada, su cuerpo simplemente decidió dejar de funcionar. Jamás había considerado San Valentín como un día especial, si no fuera por las pancartas en la calle y los descuentos en golosinas, el día pasaría completamente desapercibido para él, de hecho, antes de recibir esa llamada, había organizado una redada al barrio de una de las bandas de la ciudad con el resto de la LSPD. Se puso de pie y se dió una corta ducha, una vez se vistió salió camino a la comisaría, ¿Que se supone que debía hacer ese día? ¿Cómo podía hacerlo diferente? Se habían puesto de acuerdo con Horacio para verse en la tarde-noche después de la redada, pero no tenían ningún plan, Volkov lo pasaría a buscar a la sede del fbi para cenar en su apartamento, ¿Pero que harían realmente? No tenía pensada la cena, no había ordenado el apartamento, lo único que sabía que tenía era alcohol, y tampoco tenía tiempo para distraerse, tenía que atar los últimos cabos y terminar de organizar la misión de ese día.

El cielo se veía nublado y oscuro, pero eso no disminuyó los ánimos de Horacio, quizás debía esperar a que pasara casi todo el día, pero podría pasar San Valentín con la persona que quería, y eso era lo único que importaba. Había planeado varias cosas en su lista mental, la primera era vestirse sofisticado pero a su estilo, la segunda conseguirle unas flores, la tercera hubiera sido hacer la cena, pero al recordar la peculiar decoración de su hogar, insistió que todo se hiciera en el apartamento de Volkov, no podía llevarlo a su casa, no todavía por lo menos. La cuarta era conseguir un buen postre, no era un buen cocinero, así que conseguiría algo de alguna de las pastelerías de la ciudad. No tenía mucho tiempo, pues debía manejar algunas cosas en la sede del FBI en la mañana y estaba haciendo todo a última hora, si tan solo no se hubiera acobardado hasta el último segundo quizás no hubiera estado en ese predicamento.

Apresuradamente, salió de casa y se montó en su vehículo, primero cumplió su rol de agente federal, leyó algunos informes, cambió el agua de las flores que aún sobrevivían en su florero, archivó algunos papeles, chequeó información que otros agentes le daban y planificó algunas operaciones futuras. Al final terminó pasando algunas horas encerrado entre las cuatro paredes azules de su oficina, miró el reloj en su muñeca, era hora de almorzar, pero no tenía tiempo, rápidamente condujo hasta la única florería que conocía, pero en cuanto entró se dio cuenta de su error, casi no quedaban flores, se las habían llevado todas.

- ¿Está segura de que no le queda nada? - preguntó sin esperanzas el moreno a la vendedora tras el mostrador.

- Cariño no lo se, no estoy segura -

"Mierda" pensó inmediatamente. Al ver su expresión preocupada, la mujer le dijo que iría a buscar a la bodega, pero que no prometía encontrar nada. Las cosas no comenzaban bien, pero si no lograba conseguir flores, tendría que pensar en otra cosa. Las nubes en el cielo parecían oscurecerse mas y mas, el clima no era prometedor, por suerte sus planes eran en un apartamento y no al exterior.

- Estás de suerte - le sonrió la mujer - Me quedan unos claveles -

Horacio observó las flores en su mano, no eran muchas, había armado un ramo con flores de varios colores, realmente no quedaba nada, la señora había improvisado algo solo para él.

- Muchas gracias - le sonrió ampliamente Horacio.

Pagó el ramo de flores e hizo una lista mental de todas las pastelerías de la ciudad, condujo a cada una de ellas, pero la mayoría de ellas había agotado su stock o solo tenían cupcakes no muy apetecibles, no podía llevar eso, su segunda opción era ir al supermercado y comprar unos de esos postres en caja que cualquiera podía hacer, aunque él realmente no estaba seguro si era uno de esos "cualquiera".

Volkacio Valentine 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora