Es el Destino (Kanojo Okarishimasu)

capítulo 5

Una vez que superé el impacto inicial de lo que me había dado cuenta, descubrí que una parte de mí se sentía aliviada. Durante más de un año había tenido una profunda sensación de pavor e incomodidad. Me sentí maldecido y tonto, y creí que todas las opciones conducirían al arrepentimiento. Sabiendo eso, nunca examiné mis sentimientos demasiado de cerca. Temía que comprender mejor esos sentimientos solo agravaría el arrepentimiento que se avecinaba. Los ignoré, puse mi corazón en mi trabajo y me acerqué a él solo de vez en cuando en vuelos de fantasía, o cuando Ruka se acercó a él y me sentí tan insatisfecha que no pude soportarlo más. Al final, no podría haber estado más equivocado. Permitirme ver la situación por lo que era no amplificó mi temor. En cambio, mientras estaba ansioso por el futuro, sentí que esa sensación de fatalidad desaparecía de mí.

Por supuesto, todavía no me rendía con él, pero esa determinación en sí misma me sorprendió. ¡Pensar que había evitado pensar en eso durante tanto tiempo y nunca reconocí lo que era! Me sentí tan tonto, y tampoco es que no entendiera el amor. Claro, nunca vi a mis padres como una pareja amorosa, y mis abuelos eran el tipo de pareja pasada de moda que no se besa frente a mí. Simplemente no se sentía como algo que necesitaba. Vi a mis amigos en la escuela secundaria entrar y salir de relaciones, pareciendo casi poseídos cuando se trataba de sus sentimientos. Darían cualquier cosa, harían cualquier cosa, se convertirían en cualquier cosa por amor. Sentí intensamente que no podía hacer tal cosa, no de verdad. Hacerlo por dinero, para cumplir los sueños de otra persona, fue fácil. Me gustó ver sonrisas en los rostros de mis clientes.

Entender mis sentimientos por Kazuya cambió todo eso, y por una noche, me dejé llevar. Abracé una almohada y me puse el anillo que me había dado su abuela, solo para ver cómo se sentía y se veía. Era ridículo, pero pensé, bueno, ¿y si yo fuera su esposa? Si él dirigiera el negocio de la licorería de su familia y yo me convirtiera en actriz ... bueno, eso podría funcionar, ¿verdad? No vi ningún problema con eso en lo más mínimo, y normalmente era un tipo tan gentil, serio y dedicado, que no podía imaginar que no nos llevaríamos bien si viviéramos juntos.

¡Pero me estaba adelantando! Lo primero que tenía que hacer era averiguar si podía interesarse por mí. Sin duda, me sorprendió que incluso aceptara mi oferta de ver películas juntos. Su insistencia en que podía resolverlo con Ruka era otra cosa que no había anticipado. Esperaba que, a medida que pasaban los días, él volvería diciendo que no había podido llegar a un acuerdo con ella, pero le pregunté al respecto y me dijo que Ruka ya estaba bien. Nunca pensé que retrocedería tan fácilmente; tal vez ella tenía algo grande planeado. Decidí estar atento, pero también tenía peces más grandes para freír. De todos modos, me sorprendió gratamente lo mucho que le importaba seguir viéndome. Pensé que tal vez había una posibilidad de que pudiera verme como algo más que un buen compañero de conversación o un vecino con mala suerte que ' había perdido a toda su familia. Había dicho mucho en el pasado sobre querer apoyarme, pero había espacio para más que eso. Siempre busqué poder cuidar de mí misma. No quería que todo su interés estuviera en apoyarme. Esperaba poder ser la mujer por la que siempre sonreiría, tanto si lo necesitaba como si no, si había pasado una hora o un año desde que nos vimos.

La cuestión era cómo conseguir que me viera de otra manera. Consideré algunas opciones para eso.

La opción más rápida y fácil era simplemente confesarle, pero inmediatamente lo descarté. Ya prácticamente había hecho una rabieta por él dejándome por Ruka; Si le confesaba entonces, seguramente saldría como demasiado fuerte y demasiado rápido, y aparte de un par de veces pensé que tal vez me tocaría, o cuando dijo alguna línea ridícula sin realmente quererlo. Realmente sentí que le gustaba de muchas maneras, pero no románticamente. Aún así, pensé que tenía una pequeña posibilidad. Había mostrado una devoción increíble incluso cuando no éramos amigos oficialmente, y mi esfuerzo de distanciamiento lo lastimó mucho más de lo que esperaba. Podría confesarle en el momento perfecto, pero en ese momento no era el momento.