... Y lo ví, su intensa mirada posada sobre mí, podría reconocer aquella mirada, era la misma que veía frente a los espejos. Lo sabía... Él estaba igual de roto que yo...
¿Qué hacer cuando en medio de una crisis emocional encuentras a alguien igual...
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Movía con nerviosismo sus dedos, sus manos sudaban y trató de acercarse a sus jefes quienes estaban almorzando en el almacén de aquella tienda, no quería interrumpir pero sabía que se le haría más difícil hablar con ellos cuando terminase su hora de almuerzo, ya habían pasado algunos días desde su decisión y no encontraba el momento adecuado para soltar aquello que debía decirles.
Resopló y quiso dirigirse al almacén pero la puerta fue abierta del lugar fue abierta y entró aquel hombre, frunció el ceño al ver de quien se trataba.
No intercambiaron miradas ninguno de los dos, ciertamente Bao lucía un poco temeroso pero realmente necesitaba aquella bebida que solo vendían en ese lugar.
Contoneando su cadera al caminar como solo él lo sabía hacer, se dirigió a la parte trasera para buscar aquella bebida. Tomó la botella fría y se dirigió a la caja sin mirar a al castaño.
La última vez que se vieron, Bao le dijo algo a Yibo que lo hizo enfurecer haciéndolo perder el control y molerlo a golpes, él se había atrevido a hablar mal de Xiao Zhan y encima se burló creyendo que Zhan había dejado a Yibo, al darse cuenta de las supuestas intensiones del castaño con este.
Al pagar arrojó el billete al mostrador no queriendo tener interacción con Yibo, este se molestó por la acción pero devolvió el cambio de la misma forma dándole monedas de la más baja denominación, las moneditas cayeron regadas en el mostrador y mientras Bao tomaba una por una con recelo, alguien más entró en aquel lugar.
El castaño levantó la mirada y sus ojos brillaron al ver a su hermoso pelinegro sonriéndole con timidez. Xiao Zhan se acercó sosteniendo una canasta pero Yibo no podía apretar las miradas de su rostro así que no la notó en ese momento. Mientras Bao continuaba tomando sus moneditas, Yibo salió del mostrador para encontrarse con Xiao Zhan, afortunadamente a esa hora no había muchos clientes por lo que no se contuvo para tomarlo de la cintura y besarlo. Era una sorpresa, Xiao Zhan nunca había ido a visitarlo al trabajo.
Bao finalmente tomó su cambio, su ticket y su bebida y se dirigió hacia la salida, mirando de reojo a la pareja que se comía a besos, justo antes de salir volteó su cabeza y miró mejor, se percató que se trataba del mismo chico al que había menospreciado e insultado meses antes.
Hizo un gesto de desagrado y salió de ahí contoneando su cadera.
- Zhan ge... No te espera... - Le dijo sin soltar su cintura.
- Quería venir a verte y darte esto. - Se sintió un poco cohibido, sus mejillas estaba rosadas.
Le extendió la pequeña canasta que sostenía.
- ¿Y eso?
- Umm... Tu... Tu almuerzo. - La última palabra la respondió con timidez.
