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_NARRA TAYLOR_

Voy camino al trabajo pero mi frustración es evidente, por mas que me hacer que a Gissel, ella no me acepta y eso hace que me frustré.  Mi teléfono suena pero no tengo animo de hablar con nadie, dejo que se pierdan dos llamadas pero la insistencia al llamar por tercera vez, me resigno a contestar.

-Señor, lamento molestarlo pero quiero avisarle que su esposa esta en el centro comercial y se encontró con un hombre. - como puede ser posible eso.

-¿Quien es?¿Ya lo investigaste?-  la frustración que sentía hace un momento se transforma  en furia al saber que prefiere estar con otro hombre que no sea yo.

-Si señor, por lo que encontré se llama Sebastian y se conocieron en la oda del señor Ulises. -hace tanto tiempo y hasta ahora se vuelven a ver.

-Dame la dirección. - es lo único que digo y pongo el auto en marcha rumbo a donde se encuentra ella.

Al llegar llame al guardaespaldas para que me diera la ubicación exacta y así lo hizo, estando en el lugar veo a Gissel de espalda a mi, mientras el tipo me ve y se atreve a besarla aun con su mirada en la mía.

Al llegar llame al guardaespaldas para que me diera la ubicación exacta y así lo hizo, estando en el lugar veo a Gissel de espalda a mi, mientras el tipo me ve y se atreve a besarla aun con su mirada en la mía

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La ira me consumió, no voy a permitir que alguien mas bese a mi esposa. La tome del brazo haciendo que quedara a espalda mía y le propine un golpe a ese desgraciado, lo que hizo que cayera al  suelo.

-No vuelvas a tocar a mi esposa o estarás muerto. -mi enojo se refleja en el tono de mis palabras y antes que el hombre intente levantarse el guardaespaldas lo sujeta y aleja de nosotros. Sin pensarlo mucho tomo del brazo a Gissel hasta subirla al coche para llevarla a casa.

Mi furia nublo mi juicio, no entraba en razón y tampoco prestaba atención a los gritos de Gissel que estaba molesta por dejar el auto en el centro comercial.

Al llegar a casa la volví a tomar del brazo para llevarla a su habitación donde la lancé a la cama y me posiciones sobre ella tomando sus manos  para que no siguiera golpeándome para que la liberara.

-Si querías que  alguien te besara, me hubieras pedido a mi que soy tu esposo. -la bese abruptamente  donde nuestros   dientes sonaron al chocar entre ellos, ella forcejea por separarse del beso.

-Gracias. -sus palabras me tomaron por sorpresa es lo ultimo que pensé que ella llegaría a decirme, la miro directo a los ojos. -Gracias por ayudarme en el centro comercial pero no entiendo porque siempre piensas mal de mi. -su llanto se hace presente y las lágrimas cubrieron su rostro.

Sus palabras me han desconcertado, al  agradecer me por ayudarla, me siento como un patán en estos momentos y mas al verla de esta manera y todo por mi culpa. La abrazo fuertemente contra mi pecho mientras nos acostamos.

-Lo siento... Los celos de verte con otro hombre me enloquecieron por completo. - al escuchar mis palabras su cuerpo se relaja mientras paso mi mano por su espalda acariciándola. He sido un estúpido al tratarla todo el tiempo de esta manera.

Solo Mía (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora