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El alfa dio un gran salto hacia delante, evitando que el ojiverde pudiera ver a su pareja puesto que él se interpuso.
~ Así que, aquí fuiste a esconderte de mi.
Santiago Pimentel sacó las garras y comenzó a rodear al moreno acompañado de una sonrisa suspicaz.
Un clásico en él.
El beta por su parte permaneció callado debido a que estaba pensando en como sacar de allí a su mortal ileso.
~ ¿Sabes cuanto tiempo te estuve buscando?
~ Si y si tanto me necesitabas ven por mi - respondió el ojimiel sacando sus colmillos y ojos brillantes.
El alfa negó con su cabeza a la vez que chasqueaba su lengua y subía sus brazos para apegarlos a su pecho en forma de X.
~ Mi omega fue asesinado por ti, mi hija también. No crees que lo más justo es hacerte sufrir, acabando con la persona que quieres delante tuyo - señaló con su dedo índice el hombre con barbilla - Aquel chico desprende más olor tuyo de lo que tú tienes.
El rizado negó y fue a enfrentarlo, sin embargo 2 betas más aparecieron delante de él gruñiendole e impidiendo llegar a su objetivo.
~ Un alfa nunca anda solo.
El patriarca de la manada se acercó al castaño y postró su mano encima de la mejilla del chico acariciandolo. Quitándole al mismo tiempo su arma punzante.
~ Grave error involucrarte en esto mortal.
~ Usted dice que quiere vengar la muerta de su hija, pero ¿matar a su otro hijo es la solución?
El reclamo del ojiverde hizo que aquel alfa se detuviese, tomará aire y volteara hacia el rizado para que de una buena vez, él, le cuente la verdad acerca de su pasado.
~ El beta que vez ahora , es un bastado que mi esposa Patricia me lo escondió durante 3 años. Joel Pimentel no es más que una equivocación por mi difunta esposa.
La verdad salió a la luz gracias a los labios de Santiago. Había revelado el gran secreto que oculto durante mucho tiempo su manada. Haciendo que todo cobrase sentido y abriendo los ojos de todos los presentes.
El odio que tenía contra Joel había iniciado desde que él era una infante sin haberse dado cuenta y al a ver estado involucrado en la muerte de su hermana, le dio la oportunidad perfecta de deshacerse del beta al alfa.
~ Por eso es que no me duele matar a esta aberración, así como lo hice con mi esposa después de haberme dado a mi primogénita. La cual él la mató.
La ira del ojimiel comenzó a aumentar al unísono que Santiago.
Los betas que estaban reteniendo al licantropo no duraron más de 2 minutos cuando fueron heridos por el aconito de Camacho.
