Treinta y ocho.

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Un mes después.

Me enteré que él y su nuevo amor eran novios oficialmente.

Sentí paz.

Por fin las cosas estaban en su lugar.

Cada uno con quien debía estar. 

Entonces, empezamos a hablar de planes más grandes después de graduarnos.

La palabra boda estaba en tu mente.

Podía verlo.

En tus ojos.

En la forma en cómo hablabas de mí con tus amigos.


DIARIO DE UN ROMPECORAZONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora