Capítulo 12°.

428 71 0
                                    

El sonido del andar sobre la hierba no paraba de crujir en los tímpanos de ella, el bombeo de su corazón, que hace poco estaba alerta, intentaba oprimir la acelerada presión que ejercía sobre sus venas.

El temor a ser pillada y las ansias de hacerse con el poder de alguna de esas flores la acosaban en cada pisada. Cada una de sus irregulares inhalaciones se hundían cada vez más en el significativo olor del hermano mayor.

Se acercaba a la cabaña, donde la llama vacilante que crepitaba a través de la ventana se había apagado. Dentro de la construcción, podía visualizar con poco esfuerzo la constante velocidad con la que se mecía un sillón de cuero desgastado.

¿Qué pasaría si la persona que dormitaba en el mueble se levantara a encender el fuego?

Creo que nadie quiere saberlo.

El deseo de seguridad eran más fuertes que su insaciable curiosidad. Solo recogerá unos cuantos especímenes, suficientes para hacer un racimo y se largará echando chispas.

— Soy fuerte, no puedo dejar a Fred solo— Se alentó en indetectables susurros, el frío hacía mover las ramas de los árboles.

Los tulipanes de diversos colores, esparcidos por doquier, no se asemejan a la hermosura de la pequeña, la luna parecía haber hecho equipo con las estrellas para alumbrar hasta hacer de Bea, una joven noble lo suficientemente digna de ser expiada de cualquier pecado por muy atroz que fuera.

Ya frente a la valla del jardín (que no era más alta que ella). Pudo reconocer a ciencia cierta el significado de lo que estaba apunto de cometer, robo. Un pecado capital a ojos de los dioses.

Tragó saliva.

Antes de perpetrar el inminente delito, se giró para encontrar a unos metros a un bebé que la miraba bajo el peso de las ansias. Sujetando la mochila y envuelto en una manta, rezaba para que no hubiera problemas.

Le calmó pensar que Noah estuviera allí para vigilar, aun conociendo el factor de que no podría salvarla en caso de contratiempos. Por lo menos no estaba sola. Si tiene éxito, podría contar una historia alucinante en un futuro venidero.

— Soy fuerte.

Se subió a la valla y con un pequeño salto, se posicionó al otro lado. La textura del suelo era diferente, el olor también se hizo más denso.

Las flores, incluso más rojas y brillantes que la sangre pedían a gritos ser tocadas con delicadeza, Beatrice cogió una por el tallo.

Arrancándola del suelo.

Ding, ding, ding..

— ¿Qué?

Unas campanas comenzaron a sonar. La tranquilidad de la noche fue destruida en un abrir y cerrar de ojos.

Miró por la ventana, el sillón se había detenido.

— ¡CORRE!— La voz de Noah hizo eco a varios metros a la redonda, pájaros alzaron el vuelo espantados.

La chica volvió saltar la valla, corrió como le permitieron sus delgadas piernas. A gran velocidad, extendió su mano hacia su compañero.

Un manojo de tulipanes hicieron tropezar los pies de la joven, el zapato salió volando al caerse.

— ¡Date prisa!— El niño fue en su ayuda, tratando de levantarla tan rápido como sus delicados brazos pudieran.

Detectaron un chirrido espeluznante, la puerta de la casa se estaba abriendo.

No hubo tiempo de recoger el zapato que salió volando durante la caída. Cuando Bea se puso de pie, ambos salieron disparados de ahí.

Sin percatarse de los numerosos ojos que vigilaban en la frondosidad del bosque, varios observaban en la oscuridad.

— Iris azules y cabello marino.. Sin duda, una Hefesto. — Scott meneó su cola— ¿Cuánto hace que tuvimos a un medio humano de visita?¿Hace 10 años?¿4?

 — Scott meneó su cola— ¿Cuánto hace que tuvimos a un medio humano de visita?¿Hace 10 años?¿4?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Deberíamos matarla?

— ¿Deberíamos matarla?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

.

.

.

Continuará

Si les gustó el capítulo, por favor, no duden en dejar un comentario. ¡No olvidéis votar y seguirme! ('・ω・')

¿Podré ser amada ésta vez?Where stories live. Discover now