xi. through the valley of darkness

Start from the beginning
                                    



Su cabeza le retumbaba de forma constante. Su respiración era lo único que escuchaba además del palpitar de sus oídos. De todo su cuerpo, lo que menos se sentía pesado eran sus parpados, pero aun así no los abrió, no hasta que un fuerte dolor la obligo a abrirlos de golpe. En su primer vistazo al causante del dolor notó que se trataba de un atizador el cual ya estaba atravesándole la pierna lentamente hasta que finalmente se la ensartó por completo. El dolor no disminuyó, al contrario, todo lo que hacía era aumentar así que subió la mirada para ver la cara del dueño de aquellas acciones al cual le costó reconocer debido a que la luz que propiciaba el lugar era poca, pero finalmente pudo identificarla.

—Aya...—su timbre de voz era rasposo para cuando el arrastre del nombre de la vampiresa se escuchó. La mujer estaba frente a ella con la herramienta sin ninguna expresión en su rostro, terminó por dirigirse hasta el pequeño mesón que ocupaba otros tipos de herramientas.

—Finalmente estas despierta. —comentó Aya Al-Rashid sin tono de preocupación alguna por su estado de cautiva. Alexandra parpadeó con lentitud más intentaba no desfallecer del dolor, a pesar de que le costaba juntar fuerzas para mantenerse alerta —. Esta te va encantar aún más que la anterior.

Alexandra no había notado debido a que el dolor del atizador quemándole la pierna se lo impedía, pero la mayor parte de la superficie —visible y no— de su cuerpo se encontraba lleno de cortes junto a los moretones, pero antes de que pudiera seguir analizando la situación en la que se encontraba un dolor diferente al del atizador empezó a recorrer el cuerpo, sin notarlo, la había apuñalado. No obstante, la duda pronto llegó, a pesar de que estaba en aquel estado tan deplorable, el dolor no debía ser tan intenso para venir de una apuñalada, pero entre pensamiento y pensamiento, la interrogante fue disipada.

—El cuchillo esta bañado en acónito—informó retorciendo el cuchillo en el hombro de la loba provocando que se agitara tratando de alejarla. Más ningún grito se escapó de ella, le era imposible, sentía como la garganta se le estaba quemando de adentro hacía afuera —. Dime, ¿puedes sentir como si se te estuviera quemando el cuerpo desde adentro? —movió aún más el cuchillo para luego sacarlo de golpe.

Alexandra apretó los dientes tanto como pudo de tal manera que pareciera que se le fueran a astillar, pero logro su cometido: ninguna reacción del dolor que experimentaba fue expuesto. No obstante, aquello no desalentó a la vampiresa, todo lo contrario, las comisuras de los labios de Aya estaban tan arriba que provocó que la furia de Alexandra empezara a brotar. El forcejeo hacia las cadenas que la mantenían atada a la silla comenzó, empero cuanto más lo intentaba más daño se hacía en las muñecas. Tanto que llegó al punto de que una de ellas empezase a sangrar, pero el dolor incesante proveniente de la mano derecha no fue lo que la detuvo, sino el repentino cansancio que cada centímetro de su cuerpo le pedía detenerse, que se rindiera.

En ese momento empezaron a surgir pensamientos negativos que fueron intensificados por las sentencias que luego Aya Al-Rashid pronunció.

—Esto solo es el principio —declaró —. Cuando terminemos contigo no va a quedar nada —aseguró dando unos pasos cerca de ella —. Te vamos a romper. —esbozó una sonrisa maliciosa al terminar de hablar.

Entre sus manos tomó el atizador clavado en la pierna de Alexandra para extraerlo de un solo golpe haciendo que Alexandra se retorciera de dolor, pero sin soltar ni un mínimo sonido, lo único que se escuchaba de parte de ella eran las respiraciones agitadas. Aya se dirigió hacia una fogata que se encontraba cerca para luego enterrar el atizador en el fuego para que se calentara nuevamente, luego volvió junto a la joven Alfa con la vara en mano cuya punta se podía ver al rojo vivo, seguido se acercó por detrás a la loba para arrancar la gasa —cubierta de sangre— que se encontraba sobre una parte del cuello.

³ 𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Where stories live. Discover now