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Lo que quizás era otro día cualquiera para el resto de New Orleans para la familia Mikaelson se encontraba lleno de inquietud y preocupación, gracias a que su enfrentamiento contra los Strix termino en un fracaso debido a que el linaje de Klaus había sido roto, ahora enemigos de todo el mundo vendrían por la cabeza del mismo. Sin embargo, eso era algo que solo el hibrido pensaba. Al adentrarse en su estudio se acercó hasta una de las pinturas que colgaba en la pared detrás de su escritorio, luego removió la misma revelando así que oculta detrás de esta se hallaba incrustada una caja fuerte.
Dentro de esta se encontraba una caja de madera, la cual abrió con delicadeza a medida que se alejaba con dirección al escritorio. En el interior de la caja se podía ver un montón de sobres descoloridos con estampillas viejas, así como fechas vencidas.
Freya no dejaba de ser sorprendida por su hermano menor.
—¿Coleccionaste trofeos de todas tus víctimas? —cuestiono la mayor de los Mikaelson quien se hallaba incrédula ante la revelación de las cartas. Por supuesto, eso era algo turbio para cualquier otra persona. Pero era de Niklaus de quien hablaban, cosas peores había hecho.
—Cartas para sus seres queridos, si somos precisos. —aclaró el noble quien se encontraba frente a su hermano de pie con las manos dentro de los bolsillos del pantalón de pinza.
Klaus trató en lo posible de ignorarlos. —Fue una fase. —defendió mientras revisaba las cartas.
—Una fase en la cual nos vimos forzados a aprender un tipo diferente de sigilo —comento mientras se sentaba en una de las sillas cercanas para continuar con su historia —. Veras, con el tiempo, los enemigos de Niklaus crecieron numerosamente, por lo que no tuvimos más opción que retirarnos artísticamente del mundo.
El hibrido le dedico una mirada ofendida. Freya aún no entendía como ahora eso presentaba una amenaza —. Y entonces...
—Bueno, no describiría nuestra presencia en esta ciudad como discreta. —señaló Elijah quien había estado mirando a la bruja todo este tiempo pasó su mirada hacía su hermano menor —¿No estarías de acuerdo, Niklaus?
Con exasperación y frustración el hibrido Original se unió a la conversación. —¡Todos vimos el roble blanco destruido! —alzó la voz. Los problemas no dejaban de acumularse uno tras otro —¡Además, esta ciudad está plagada de vampiros, todos los cuales no tuvieron otra opción que protegerme de enemigos potenciales! Si moría, ellos también morirían. ¡No podría haber estado más a salvo! —expuso con obviedad cada trazo de aquel plan. Él siempre supo que tenía enemigos, no era noticia nueva, pero de igual manera la mayoría de esos enemigos pertenecían a su linaje por lo que jamás se hubiesen atrevido a ir en su contra —Y ahora que mi linaje esta deshecho —comento la preocupación se notaba en su rostro. Hasta ahora —Esos mismos enemigos vendrán a por mí... —pauso —. Como nunca antes.
