x. house of cards

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Pero con una sed de venganza incontenible.

—¡Tenemos que devolver estos ataques! —bramó. El enojo ya no podía ser ignorado, había estado manteniendo la tranquilidad frente a Alexandra, pero ante Elijah debía dejar salir un poco de la ira que lo carcomía —. Nuestra respuesta debe ser rápida y brutal.

—Estoy de acuerdo —concordó al instante con un timbre sereno. Dio unos pasos hacía su hermano menor. Él debía controlar la situación, él debía ser el de la cabeza fría —. Después de que la Serratura haya sido recuperada —hizo énfasis en la palabra «después», luego suspiró —. También debo informarte que el pendiente de Freya ha desaparecido.

El pecho de Klaus subía y bajaba con brusquedad. La sangre le hervía del solo saber que sus enemigos se habían atrevido a atacarlo de esa manera.

—Y la esencia mística de Finn con el. —destacó la obviedad de ello para luego rodar los ojos. Su mente solo lograba conectar pocos puntos, pues su cabeza no estaba en el juego, veía rojo todo. Quería la sangre de sus enemigos. Con un alarido exclamó —¡Deja que ese imbécil siga perdido, Elijah!

Elijah se hecho hacía atrás. Comprendía lo que sentía su hermano e incluso hasta algún punto lo compartía. Pero en ese momento ellos debían ser más inteligentes, más calculadores. Más en él no hubo sorpresa cuando su hermano estableció lo siguiente:

—¡Nuestro enfoque el día de hoy es acabar de una vez por todas con lo que queda de la miserable dinastía de Martel! —cada palabra estaba cargada de una furia infinita. Una furia que quizás ni la sangre de sus enemigos podría aplacar del todo. Elijah vio con toda intención como el híbrido dejo que esas se convirtieran en las últimas palabras de aquella conversación, sin embargo, la voz imponente de su hermano mayor pronto lo detuvo:

—Piensa, Niklaus —intentó apelar a su cordura. Después de todo, él era el único que conservaba la cabeza fría en aquel juego de poder. Por lo que lo siguiente a decir lo soltó detenidamente con intención debido a que entendía que su hermano tenía un desastre en su mente —. La Serratura se activa con magia. Tristan necesitará al brujo más poderoso de la ciudad para activar el arma. Un Regente.

Niklaus entendió. —Vincent... —nombró lo que llevó a que su mente empezará a aclararse, la mente de estratega que necesitaban en aquel momento pronto comenzaría a accionar. Suspiró —. Quien fue una vez poseído por Finn.

Elijah asintió reforzando lo que decía.

—Ciertamente, Vincent no se doblegaría ante Tristan pero si ante Finn. —aseguró con convicción.

—¿Entonces qué? —indagó alzando una ceja. Pero no esperó por la respuesta, la impaciencia pronto volvió a formar parte de él cuando se avecinó como una avalancha —. No, no me respondas. Lo que tenemos que hacer es matar a Tristan y toda esta maldita situación de la profecía se desvanecerá.

Elijah avanzó hacía su hermano para luego posar una de sus manos sobre el hombro del mismo en busca de darle reconforte, de hacerle saber que no estaba solo y que podía contar con él. Niklaus lo miraba atento.

—Me encargaré de la situación —aseguró con voz pasiva, sin tratar de sonar imponente. Era como una promesa calma ante aquel caos que se desenvolvía —. Ella te va a necesitar, hermano.

En ese momento, en los ojos de su hermano pudo ver el sosiego que él tanto buscaba, pero al mismo tiempo quiso protestar; quiso negarse y salir el mismo en búsqueda de los culpables. Pero se retuvo al tener la imagen clara de Alexandra en su mente, pues una pequeña parte de su raciocinio volvió a él como destello. Él tenía que mantenerse calmo para que ella lo estuviera también, no podía atosigarla con más problemas. Era la única forma de enfrentar esa extraña situación y mantenerse al mando. Sin embargo, muy adentro de él, sabía que ese control que tanto anhelaba había desaparecido por completo.

³ 𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Where stories live. Discover now