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Me detengo a secar el sudor que reposa sobre la frente de Nate y sonrío al observar de cerca sus bonitos ojos verdes. Él apenas me mira, pero no me importa mucho porque no espero que entienda mi demencia, solo espero obtener sus bonitos ojos y luego volveré a mi vida normal.

—Nunca te dije que el color negro te queda perfecto— digo en un susurro. Me alejo lentamente de él y decido arreglar un poco mi cabello, aunque realmente no lo necesito porque está exactamente igual que cuando llegué.

—¿No fue suficiente?— pregunta con voz tranquila. No está asustado y no espero que lo esté, sin embargo, su pregunta me intriga de una manera sorprendente.

—¿De que hablas?

—No es suficiente todo lo he pasamos juntos, de igual manera vas a matarme.

—Pero esto sucedió por ti, tu elegiste a Mary pudiendo estar conmigo— mi voz estaba algo tranquila, pero de alguna u otra forma pensar en ello me alteraba. No quería demostrar tanta ira, no se supone que actúe así.

—No puedes obligar al corazón— murmuró.

—Esas son tonterías— me reí con nerviosismo—, yo elijo que hacer contigo, mi mente dice lo que tengo que hacer, el corazón solo está ahí para mantenerte con vida, ya que cuando mi cuchillo atraviese tu pecho dejarás de existir, no hay amor ni sentimientos, todo son tonterías. Los sentimientos son solo ideas tontas que genera tu cerebro para darle sentido a tu miserable existencia.

—Estás loca— su voz se quebró por completo y me giré bruscamente porque había logrado que su buena actitud se rompiera por completo—, quiero ir a casa, por favor.

—Eso era lo que quería escuchar— me acerqué lentamente y me senté sobre sus piernas. Le di un pequeño beso en la frente e imaginé sus ojos en un pequeño frasco junto a mi mesa, no volvería a matar a nadie después de eso, así que debía ser inolvidable.

—Se que aún queda algo de esa buena chica— dijo en un susurro. Sus bonitos ojos verdes me miraban como la primera vez y el deseo de tenerlos en mis manos crecía, ya no quedaba ni una sola huella de mi cordura—, tu no eres esto.

—Es tarde ya— sonreí mientras me acercaba para besarlo y me sorprendió al darme cuenta que mi beso era correspondido. Me besó de una manera diferente, podía sentir su miedo, pero también emanaba ese cariño que había demostrado antes y por un segundo dudé en su debía matarlo o no, pero acepté lo que debía pasar y ejecuté mi plan cómo había hecho anteriormente.

Acaricié su mejilla antes de llevar la pequeña navaja hasta sus ojos. Nate solo me miró con tristeza y procedí a poner en práctica mi plan.

No emitió ni un sonido de dolor y a esa altura ya no me importaba, ya que estaba obteniendo lo que quería, mi obsesión era real después de todo, había obtenido lo que quería desde el principio y el chico rubio rubio de ojos verdes me había obsequiado su mayor tesoro.

Después de terminar con Nate me apresuré a limpiar todo completamente. Dejé los cuerpos en lo profundo del bosque en pequeños agujeros que había cavado en diferentes lugares; quemé todas las prendas que habían usado aquel día y cerré la puerta de aquel búnker subterráneo en el que había asesinado a los chicos.

Caminé de regreso a casa y sonreí al llegar a la entrada del bosque. Estaba feliz porque había obtenido lo que quería, la noche había llegado a su fin y con ello mi loco plan había terminado.

Coleccionista de ojos©Where stories live. Discover now