Theodore Nott

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El verano había terminado para los chicos, Eryx se encontraba emocionado, no podía esperar más para poder entrar a Hogwarts. Anoche, la señora Weasley hizo un festín por que sus retoños se iban, Eryx no comió pues estaba mas preocupado organizando una y otra vez asegurándose que no olvide nada.

A la mañana siguiente, les llevó mucho rato ponerse en marcha. Se levantaron con el canto del gallo, pero parecía que quedaban muchas cosas por preparar. La señora Weasley, de mal humor, iba de aquí para allá como una exhalación, buscando tan pronto unos calcetines como una pluma. Algunos chocaban en las escaleras, medio vestidos, sosteniendo en la mano un trozo de tostada, y el señor Weasley, al llevar el baúl de Ginny al coche a través del patio, casi se rompe el cuello cuando tropezó con una gallina despistada. 

 Cuando por fin estuvieron todos en el coche, la señora Weasley echó un vistazo al asiento trasero, en el que Eryx, Harry, Ron, Fred, George y Percy estaban confortablemente sentados, unos al lado de otros, y dijo:

—Los muggles saben más de lo que parece, ¿verdad?—Ella y Ginny iban en el asiento delantero, que había sido alargado hasta tal punto que parecía un banco del parque—. Quiero decir que desde fuera uno nunca diría que el coche es tan espacioso, ¿verdad? 

El señor Weasley arrancó el coche y salieron del patio. Cuando tuvieron que dar la vuelta, porque a George se le había olvidado su caja de bengalas del doctor Filibuster. Cinco minutos después, el coche tuvo que detenerse en el corral para que Fred pudiera entrara tomar su escoba. Y cuando ya estaban en la autopista, Ginny gritó que se había olvidado su diario y tuvieron que retroceder otra vez. Cuando Ginny subió al coche, después de recoger el diario, llevaban muchísimo retraso y los ánimos estaban alterados. El señor Weasley miró primero su reloj y luego a su mujer. 

—Molly, querida... 

—No, Arthur. 

—Nadie nos vería. Este botón de aquí es un accionador de invisibilidad que he instalado. Ascenderíamos en el aire, luego volaríamos por encima delas nubes y llegaríamos en diez minutos. Nadie se daría cuenta... 

—He dicho que no, Arthur, no a plena luz del día. 

Llegaron a Kings Cross a las once menos cuarto. El señor Weasley cruzó la calle a toda pastilla para hacerse con unos carritos para cargar los baúles, y entraron todos corriendo en la estación. La dificultad estaba en llegar al andén nueve y tres cuartos, que no era visible para los ojos de los muggles. Lo que había que hacer era atravesar caminando la gruesa barrera que separaba el andén nueve del diez. No era doloroso, pero había que hacerlo con cuidado para que ningún muggle notara la desaparición. 

—Percy primero —dijo la señora Weasley, mirando con inquietud el reloj que había en lo alto, que indicaba que sólo tenían cinco minutos para desaparecer disimuladamente a través de la barrera. Percy avanzó deprisa y desapareció. A continuación fue el señor Weasley. Lo siguieron Fred y George. 

—Yo pasaré con Ginny, y ustedes tres nos siguen—dijo la señora Weasley a Eryx, Harry y Ron, tomando a Ginny de la mano y empezando a caminar. En un abrir y cerrar de ojos ya no estaban.

 —Vamos juntos, sólo nos queda un minuto —dijo Ron a Harry y Eryx. 

Eryx puso a su gatita Gea encima de su baúl y paso tranquilamente por la pared, volteo a ver a todos lados buscando a los Weasley los cuales se aseguraban que Ginny se viera presentable, llamaron a Eryx con la mano y el se acerco a despedirse.

Después de dirigirse a donde dejaban las maletas y a las lechuzas, dándole un poco de comida a Febe antes de irse, tomo a Gea entre sus brazos y camino hacía alguna puerta para poder entrar al tren pero una mano en su hombro lo detiene. Volteo a ver a la persona que interrumpió su camino encontrándose con Tonks la cual tenia el pelo largo y negro ahora y su típica sonrisa.

Colors - Harry PotterWhere stories live. Discover now