Propuesta. Capítulo 42.

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–Me gustaría que fueran compleméntales, un eclipse –el joven me sonrió.

–Me parece que si los hay –me indicó con su dedo índice que aguardara –Son los únicos que tenemos.

Me mostró dos distinto modelos.

–Éste es perfecto –tomé uno donde la mitad del sol y la mitad de la luna se entrelazaban simulando un beso.

Cuando llegué a casa encontré a Lauren caminando por la cocina con el teléfono en el oído.

Sin dudarlo prácticamente corrí hacia ella para rodear su cintura desde atrás y besar su cuello.

Ella se giró entre mis brazos y besó mi mejilla.

–Está bien, entonces será mañana por la noche. Adiós –después de despedirse colgó y dejó el móvil sobre una cómoda para abrazarme y levantarme un poco –Te extrañé princesa –me bajó y tomó una de mis mejillas para acercarme a ella y besarme.

–Yo también te extrañé mi vida –dejé otro beso en sus labios pero antes de poder romper el beso, Lauren se aferró a mis labios con pasión.

Puso sus manos detrás de mí cuello e intensifico aún más el beso acariciando mi lengua con la suya.

Mis manos inconscientemente se colaron por debajo de su blusa para acariciar su abdomen.

–Vamos arriba, no quiero que nos vea Natalia –susurro sobre sus labios y ella sonríe.

Al cerrar la puerta de la habitación me toma obligando a mis piernas rodear su cintura. Siento sus manos sobre mi trasero y me encanta la forma en que lo presiona en sus manos mientras me besa.

Me tiene contra la puerta; no puedo evitar sentir dolor y placer al sentir como sus dientes toman con fuerza mi labio inferior para jalarlo un poco.

Mis dedos se aferran a los hombros de mi novia sin controlar muy bien la fuerza con que los presiono.

–No sabes cuánto te deseo –la escucho decir antes de que me lleve hasta la cama para recostarme en ella de manera sutil.

Antes de recostarse sobre mi cuerpo se desviste rápidamente para quedar sólo en interiores. Yo aún conservo mi ropa y sé que ella lo hace para provocarme aún más.

La besó enredando mis dedos en su cabello y poco a poco siento como ella desciende por mi cuello para morder mi clavícula con suavidad. Sin quitarme la blusa ella comienza a morder en la zona de mis pechos y apenas puedo sentir la presión de mi piel entre sus dientes.

Mis piernas ya rodean su cintura mientras ella tal vez sin darse cuenta mueve lentamente sus caderas contra las mías para comenzar ese desborde de placer en ambas.

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