Cap. 22 Mi Compromiso

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—¿Cuándo cumpla 19?

—Así es cariño. En ese mes te casaras con Yuu.

—Pero...

—Sin peros Rin. Tu padre siempre quisó esto, fue su último deseo.

—Claro, mi felicidad nunca ha importado, pero aun así no puedo odiarlos. Aunque no les haya importado tanto mi felicidad siempre me cuidaron y vieron lo que mejor era para mí—pensó aguantando llorar. —Esta bien, madre. Ahora me voy.

(...)

—¡¿Cuándo cumplas 19 años!?—Interrogó su amiga estupefacta.

—Kagome, por favor no grites.

—Pero ¿cómo? Aún no eres mayor de edad.

—Bueno, técnicamente sí, a los 18 ya no eres un niño.

—Bueno sí, pero no para formar una familia.

—Calma, ya sabré que hacer para que esto se evite.

—Mm, bien, pero cuidate de ese pervertido de Yuu.

—Sí.

—Y dime ¿ya le dijiste a Sesshomaru?

—No— negó desviando la mirada.

—Debes comentarle sobre este repentino cambio de fechas.

—¿Pero cómo actuará?

—Yo que sé. Él es tu novio, solo tú lo sabes.

—Bien, le contaré.

—Así se habla Rin, tú puedes, él lo entenderá.

—Gracias Kagome.

Salió de la casa de su amiga y se encontró a Sesshomaru recargado en el auto. Respiró profundo y se acercó a él. Estaba a punto de hablar pero su pareja la interrumpió.

—¿Te casaras en un mes y medio?

—¿Cómo... Supiste?

—No me puedes ocultar las cosas, Rin.

—A lo de tu pregunta la respuesta es sí. —Rin pudo escuchar un pequeño gruñido por parte de él. —¿Te enoja?

—Por supuesto —comentó enojado. Ella se acercó y lo besó que él  correspondió inmediatamente.

—¿Mejor?—Asintió levemente. —Bien,  vámonos.

Al día siguiente Rin caminaba por el parque acompañada de Sesshomaru. En el camino se encontró a su mejor amigo, Kohaku, eso la sorprendió, pensó que estaba en Okinawa.

—¿Rin en un mes y medio te casas?—Preguntó preocupado.

—Sí.

—¿Después de tu cumpleaños?

—Sí.

—¡No puedes permitirlo! ¡Él es mayor que tú!

—Por unos meses.

—Aun así, sabes que es un pervertido, no es alguien apto para que se casé contigo.

—Kohaku... esto es algo inevitable, por más que lo intenté.

—Debe haber una forma.

—Gracias por preocuparte, pero si encuentro una forma de evitarlo la tomaré, descuida. —Por alguna razón confiaba en sus palabras.

—Bien.

(...)

Era miércoles y Rin salió con Kagome a la plaza. Iban acompañadas por los hermanos y como siempre debían aguantar sus peleas, que las hacían suspirar. Pero ya qué, esos dos aunque no lo admitieran se tenían un cariño y respeto, y eso lo sabían perfectamente ellas.

Mi espiaWhere stories live. Discover now