1. Beta

2.1K 223 233
                                    

Tenía mala suerte en el amor. Kaspar aceptó aquel hecho con demasiada facilidad. Desde pequeños amores pasajeros, hasta el más grande hacia Nick, todos ellos resultaron mal. Demasiado desastroso a decir verdad. Parecía estar atraído por esa clase de hombres, y una que otra mujer, que estaban destinados a hacerlo sufrir. Lo peor es que se había resignado a ello.

Kaspar aprendió que el amor era un simple complemento a su vida. Ser beta siempre sería lo principal y ya luego podría conformarse con cualquiera que llegara a él dándole un poco de cariño, que sabía necesitaba. Por eso no dudó ni un momento cuando el centinela de Luis le pidió una cita.

Ni siquiera dudó cuando Sam le propuso intentar algo serio. Kaspar sujetó esa oportunidad de no estar solo y la sostuvo, incluso si con ello lastimaba su cuerpo y alma. No podía negar que le temía a estar solo toda su vida. Un hecho que se acrecentó cuando perdió a sus dos mejores amigos. No estaba solo, pero sentía más miedo que cualquier otro momento de su vida.

Esos errores eran los que mermaban su felicidad.

Kaspar arregló el cuello de su camisa, ocultado las consecuencias de sus actos. Frente a él estaba Nick quien lucía más serio de lo que nunca vio en su amistad. Adam estaba a su lado, su mirada no se apartaba de sus manos y cuello mientras Kaspar intentaba desviar la atención hacia los papeles que estaban sobre la mesa.

Era la tercera junta del mes. Adam y su hermana estaban en una situación difícil al ver que su manada no estaba aceptando completamente su unión con los lobos negros. Todos se sentían abrumados por ese cambio repentino, más cuando estos mataron a sus antiguos líderes.

Los lobos negros siempre fueron conocidos como la raza más violenta de lobos. Nick perdió un poco de aquella particularidad al haber convivido toda su vida con otra manada. Pero nadie negaba la maldad que todos tenían.

—Sabíamos los problemas que nos traería esta unión —inició Kaspar. Bajando la vista hacia algunos papeles, ignorando los ojos de sus antiguos amigos—. La manada todavía no está acostumbrada a ello. Pero saben que algunos lobos negros son de confianza. Tienen a Nick y Dunkel para corroborarlo.

—Solo conocemos a dos lobos negros que pueden mantener a raya su furia.

Adam lucía enojado, sus manos estaban apoyadas en la mesa de aquella sala de reuniones. El dorado de sus ojos se ocultaba en su entrecerrar de ojos, acusando a Kaspar. Karen parecía estar de acuerdo con ello y Nick asintió levemente. Sin embargo, sabían que solo estaba hablando el enojo.

—El problema no es con todos los lobos negros —Nick demostró un poco de serenidad. Su forma de advertirle a Adam que piense un poco mejor antes de hablar—. Dunkel nos ha demostrado que su manada es pacífica y está agradecida con nosotros por darle parte de sus tierras.

—Adam solo dice idioteces cuando está enojado —defendió Karen al momento de caminar hacia su hermano y poner una mano en el hombro contrario—, él fue el primero en dar la opción de unir ambas manadas.

Kaspar asintió y guardó los papeles de sus manos en un maletín café, en estos estaban todas las peticiones de ambas manadas. Adam, Karen y Dunkel debían hacer lo posible para continuar con aquella frágil paz entre los suyos.

Karen llevó a su hermano fuera, ella conocía que si Adam seguía viendo a Kaspar, tendría uno de sus tantos momentos de impulsividad y podría arruinar todo. Ella intentaba con todas sus fuerzas hacerle entender que lo que entre aquella pareja pasaba, no le incumbía. Para suerte suya, Luka los esperaba en la salida y fue como un poco de paz al enojo de Adam.

Nick continuó parado en el mismo lugar, sus brazos estaban cruzados y su mirada no se apartaba de las muñecas y cuello de Kaspar. El silencio fue incómodo hasta que los papeles fueron guardados en el maletín y ambos se dispusieran a irse. La sala de reuniones era demasiado grande por lo que el eco de sus pasos era lo único que se oía.

Chance [Flesh 4] (Gay)Where stories live. Discover now