Horacio observaba con admiración y en silencio desde lejos al comisario, le encantaba la forma en que abordaba cada tema -sin mencionar ese marcado acento que delataba su procedencia- al igual que provocó las risas de todos en la enorme sala.
El témpano de hielo que finge ser le parece tan tierno, sus gestos, su expresión corporal, el leve nerviosismo que lo ataca todas las veces que sorprendía al joven agente mirándolo fijamente, sin disimulo. Pero igual sentía una gran admiración debido a su impresionante lealtad y ese sacrificio que estaba dispuesto a realizar por su jefe -¿será de esa manera con todas las personas cercanas a él?-.
Después de un par de horas y ya por concluir la reunión, Volkov dejó bien claro -una vez más- que Kóvacs se encargaría de la comisaría entera en cuanto él atravesase la puerta, será el nuevo Capitán, el jefe en su ausencia -al menos ésta vez dejó todo en orden antes de volver a desaparecer por otro par de meses, o tal vez más- Realizando un saludo militar se despidió de su malla, con la promesa de volver junto con su Coronel.
Tan pronto estuvieron fuera del edificio, Horacio sacó su teléfono móvil para llamar un taxi, pero Víktor lo detuvo antes de que tocara la pantalla --Venga, agente, vamos en mi coche..- soltó amablemente señalando hacia el estacionamiento justo frente a ellos.
--Vaya, eso está mucho mejor!-- sonrió Pérez.
Rápidamente se ruborizaron sus mejillas y apareció ese brillo característico en sus ojos -el coche está increible- sólo un ¡WOW! logró salir de sus labios.
Víktor lo único que hacía en ese momento era tratar de esconder la enorme sonrisa que la reacción del pelirrojo le había causado. De pronto recordó que no había llevado a nadie en su auto desde Conway y de eso había pasado ya mucho tiempo.
No permitió que sus pensamientos lo traicionaran --A-Adelante, suba-- tragó saliva resistiéndose de sus recuerdos, entrando él también del lado del piloto.
Cuando salieron del estacionamiento, Horacio notó la tensión que se formó de repente dentro del coche --¿Sucede algo comisario Volkov?
--No, no pasa n-nada, no se p-preocupe.-- Siguió con la mirada fija en la carretera.
Todo el trayecto fue en ese silencio incómodo.
Usualmente Horacio lo hubiese difuminado -él se pintaba solo para esas cosas- pero el frío ruso esta vez sí logró contagiarle su seriedad, así que sólo se dedicó a mirar por la ventanilla recargando su barbilla en su puño mientras pensaba en el repentino cambio de humor del comisario.
Al llegar al complejo habitacional, y sin mediar palabra alguna con el ruso, el pelirrojo descendió del vehículo cerrando la puerta sin voltear mientras sacaba el juego de llaves de su bolsillo. Cuando cruzó el umbral de la puerta, notó que el peligris no lo seguía, entonces regresó y salió para encontrar al comisario de brazos cruzados recargado en la puerta del lado del copiloto de su auto.
--¿No va a invitarme a pasar, agente?-- cuestionó el ruso antes de que el menor pudiera decir algo.
--Mis disculpas, comisario-- suspiró --Venga, entre.
El mayor subió las escaleras de la entrada con una torcida sonrisa de satisfacción, --Спасибо, caballero.-- A paso rápido atravesó el marco de la puerta delante suyo pero sin mirarle.
--Póngase cómodo, enseguida vuelvo con el informe-- señaló uno de los cómodos sillones color turquesa. --Je ne tarde pas.
Unos minutos después regresó con el enorme sobre amarillo entregándoselo al comisario intentando esconder la sonrisa que se le formaba en el rostro casi por pura inercia con el simple hecho de tener al guapo ruso en su hogar. --Disculpe el desorden-- soltó una breve risita apenado mirando las cajas que quedaban a un lado del loveseat aún sin desempacar.
Víktor solo fingía no darse cuenta de la manera de actuar del agente ahora que se encontraban a solas, lo cual no le resultaba difícil, después de todo, ocultar sus sentimientos y fingir emociones era parte de su frío caparazón, tras tantos años de práctica ya estaba hasta acostumbrado. No obstante, sentía que le cosquilleaba el interior cada vez que sorprendía al pelirrojo sonrojándose por fallar al tratar de ocultar sus tiernos hoyuelos al sonreír -claro, por causa suya- o cuando rozaba por accidente su mano, también -y quizá más aún- cuando se encontraban sus miradas y las sostenían ambos fijamente como por una especie de magnetismo que le molestaba no poder evitar así como no sabía cómo lidiar con esa sensación, tal vez porque no la había sentido antes.
YOU ARE READING
∆~°^ FIRE ON FIRE ^°~∆
FanfictionUn agente del FBI es transferido a Los Santos desde otra ciudad tres veces más peligrosa y con un mayor índice de crimen. A él le parecerá muy tranquila, en comparación, sobre todo cuando conozca al jefe de la LSPD y su vida cambie por completo. Pu...
~°^Sin marcha atrás^°~
Start from the beginning
