E i g h t

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Estaba con Lucy admirando el mar hasta que una mujer que parecía de agua nos empezó a hacer señas algo raras para después irse completamente asustada.

Nos miramos algo confundidas para volver a entrar, ambas fuimos al camarote donde estaba Gael para entablar una buena charla.

Admiraba mis armas hasta que una pregunta de la pequeña Gael me dejó sorprendida.

—¿Algún día serás esposa del rey Caspian?—mire a Lucy la cual estaba riendo.

—Esposa... Lu, ¿Quisieras ayudarme?—dije algo nerviosa por la pregunta de Gael.

—Estoy segura de que ella quiere pero no esta en sus planes en estos momentos.—aclaro Lucy aun riendo, antes de que alguien preguntara algo más el barco se movió bruscamente haciéndonos caer.

Salí del camarote solo para ver a Eustace jalando del barco y toda la tripulación aplaudiendole, le di una mirada a Caspian el cual se acercó tomando mi mano para ir a su despacho junto con Edmund. Me senté con el admirando las tres espadas y el gran mapa.

—No sabemos si los otros lores llegaron a la Isla de Ramandu.—dijo algo preocupado, dejó la espada dándole una corta mirada a Edmund.

—¿Saben que? Me siento incomodo estando en la misma habitación con ustedes—dijo Edmund sonriendo levemente.—Toda la tripulación puede sentir la tensión entre ustedes.

—¡Edmund!—grite viendo como salía, escuche la suave risa de Caspian haciendo que lo mirara mal, este alzó sus brazos aún riendo.

—Ah y, no hagan nada indebido que ya llegamos a la isla.

Tome un pequeño mapa que estaba bien enrollado para lanzarselo logrando pegarle en la espalda.

—No preguntaré.

—Vámonos ya, príncipe tonto.—dije tomando mi látigo, antes de salir me atrajo hacía el atrapando mis labios en un tierno beso.

Sonreí tomando su mano antes de caminar hacia los botes, me quedé junto a Lucy buscando pistas o algo que indicará que los lores llegaron aquí. Todos estaban pendientes de cualquier ruido, Lucy se había quedado con mi espada me hacía feliz el que por fin tiene un arma decente y con que defenderse.

Llegamos a una especie de comedor, toda la comida de ahí estaba intacta y la mayoría tenía demasiada hambre.

Camine cerca de Caspian tratando de buscar algo, Lucy y yo pegamos un grito al ver a tres hombres envueltos en ramas. Edmund los alumbró logrando así que Caspian pudiera reconocerlos.

Príncipe tonto| Las crónicas de Narnia y el príncipe CaspianOnde as histórias ganham vida. Descobre agora