La guerrera

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Hoy después de algunos meses pienso en mi mamá de una forma neutral. Tal vez el dolor que es inevitale de a poco se convierte en costumbre y comienza a doler menos. Ya no soy tan depresiva, e incluso pienso que las veces que la guerrera no me supo aprovechar, las extrañará en la vejez. 

Lastimosamente eso no pensamos, pues vivimos el dia a día,  e incluso sin darnos cuenta que en el futuro es cuando el arrepentimiento vendrá.

ES LO QUE ESTAMOS VIVIENDO LO QUE QUEREMOS REALMENTE?

Algunas cosas en esta historia no las puedo cambiar, pero con el tiempo supe madurar y sanar un corazón que estaba muy cansado del rencor.

Ahora ya no odio a mi mamá, pero tampoco la amo a tal extremo al que llegaba antes.
Si bien es cierto que fue la que me dio la vida, pero así también fue la persona por la que también me la quería quitar.

Guardo muchas esperanzas ahora, mi hermano comienza a crecer y yo sigo sus pasos.

Ahora mismo está cantando al lado mío, su voz ronca para mí es un deleite.

Me gustan tantas cosas de mi vida ahora, porque al fin puedo luchar.

Precisamente el dolor ciega y no deja ver motivos por los cuales luchar.

Pero la lucha está ahí, justo en frente de nuestros ojos.

Y aunque tantas veces estén llenas de llanto, así también habrá una 

sola por pequeña que sea que hará reír hasta que las lágrimas corran por nuestro rostro.

Cuesta mucho aprender, y más si se trata de amor.

Cuesta mucho, pero no es imposible.

Se vale luchar.

Luchar todos los días, eso hacen los valientes.

Si tú eres esa persona que lucha declárate desde este momento, STRONG.

Este apodo fue algo más que un apodo, fue una insignia recordatoria de lo que me ha convertido en fuerte y lo que me inspira a LUCHAR.

Y aunque la Guerrera, jamás se de cuenta de qué clase de hija tiene, muy desde el fondo de mi corazón, la quiero mucho.

Más allá de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora