❝ Los días mas largos II ❞

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Después de un rato, el sol había salido, el colegio se había llenado, y el profesor estaba fuera del salón, charlando con un par de colegas, cuando el trío se dio cuenta de su presencia y corrieron despavoridas hasta sus pupitre.

Y ahí, se dió cuenta de la única silla vacía, frente al lugar de Rosé.

Jennie no había llegado, y estaba a dos minutos perderse la primera clase, única en la que el profesor estricto llegaba.

Entonces, a unos pasos de que el hombre entrara, detrás del la puerta, gracias a los cristales, divisó a la pequeña figura, corriendo desesperadamente hacia el salón.

No lo pensó dos veces. Se levantó del pupitre y caminó hacia la salida, encontrándose con el hombre.

— ¡Profesor!—El habría saltado del susto, y se sintió nerviosa de repente ¡¿Acababa de interrumpir una charla de mayores?!

— ¿Sucede algo?

—Es que yo, me preguntaba si ...— no alcanzó a formular una buena pregunta, cuando logró divisar una mochila de destellos violetas de nuevo en su lugar. Jenn le miraba sentada—, si hoy revisaría el trabajo pendiente de ayer. No me terminó de calificar.

—Ya, ya —El mayor se llevó la mano al tabique, sobándose— Déjalo en el escritorio al terminar.

—Gracias.

Cuando llegó de nueva cuenta a su lugar, sóltó el aire que no sabía guardada, llevándose una mala cara por parte de Chaeyoung. Ni siquiera atinó a ver cuándo una bola de papel apareció en su pupitre.

Giró sobre si, encontrándose con los demás mirando a la pizarra, y cuando intentó preguntarle a Rosé, el rostro de la morena apreció; le giñó y regreso a su posición, tratando de que el profesor no la descubriera.

«No contestaste mis mensajes :( »

Y una pequeña sonrisa apreció en el rostro de Lalisa.

Una pelirroja leía de manera discreta el mensaje, mientras trataba de llamar la atención de la castaña.

«No sbía que era tuyo, ¿Me perdonas?»

Kim sonrió, o por la obvia mala ortografía a propósito en ese "Me perdonas", o por que, siguiendo de eso, hubiera un, muy mal dibujado, gato llorando.

Cuando la hora terminó, las amigas se sintieron a gusto, porque para Lalisa, Rosé e Irene, Lee Heechul era un joven en un cuerpo de adulto.

El hombre era la persona más carismática de aquel "intento de reclusorio" –a palabras de Roseanne–

Y tal y como todas las mañanas, llegaba a levantar el ánimo de todos los alumnos.

—Muy bien, fenómenos.

A su manera, claro era.

— quiero en la mesa sus libretas. Ah, y no se preocupen, que revisaré que tengan unos muy lindos apuntes. Saben que no me gustan que sean desordenados.

Se escuchó a todo el salón abuchear, de manera cansada, sobre el pedido del profesor, y con una mala gana, cada fila de bancas se levantó hacia el escritorio.

—Es hora de entregar las tareas —tarareó la pelirroja de forma alegre.

Su fila rápidamente se levantó, y llevando una libreta debajo de su mano, se acomodó detrás de Rosé, esperando su turno.

Sintió una mano tocarle la espalda, tanteando entre sus hombros.

Un dedo.

Dándose la media vuelta, visualizó, media cabeza debajo suya, a una morena sonriéndole.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2021 ⏰

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