CAPITULO 11 - ¿¡Ahora somos mas!?

1 0 0
                                    


Terminamos pasando la noche en la casa de Nick. Los hermanos compartieron cama, Misha durmió en el sillón y yo me acurruque con mini-Diamond en la copa de un árbol en el patio.

A la mañana desayunamos todos juntos. Las cosas estaban tranquilas, había paz e incluso algo de alegría en el ambiente. Era realmente ameno, pero no podía durar por siempre. Sabíamos que nos teníamos que ir. Debíamos continuar con nuestra búsqueda y también estaba el tema del brabucón del pueblo, Brick. Y lo último que queríamos eran problemas que llamasen la atención. Por lo que comencé a planear nuestros siguientes movimientos con Misha.

-¿Deberíamos salir en hora pico para mezclarnos con la multitud?–

-Me parece bien. Podemos comprar algunos suministros para el viaje de camino a la salida –

-Y ahora que Diamond está así podemos hacerla pasar por un Weber domesticado sin problemas, aunque lo de domesticado sea relativo – no pude evitar reír por lo bajo al terminar de decir eso

-Esperen... ¿Eso significa que ya se van? – Matt interrumpió nuestra conversación - ¿Qué es lo que los apura? Apenas llegaron ayer ¿cierto? –

-Queremos seguir viaje, estamos buscando a cierta organización... - golpeé suavemente a Misha, no quería que dijera más de lo necesario.

-Entiendo, pero... - Matt no parecía convencido, probablemente tenia muchas preguntas que no había podido hacer con el pesado ambiente de ayer

-Puede que nuestra familia haya perecido por la enfermedad, pero otros la siguen sufriendo. Asique... ¿Por qué no los acompañamos mientras buscamos una cura? Ya investigué todo lo que pude por esta zona y no hay nada útil – un comentario cruzo sorprendiéndonos 

-Nick no decidas eso por tu cuenta. Primero deberías preguntarle a tu hermano – dije con la esperanza de que descartaran la idea.

-Yo estoy de acuerdo. Tengo el presentimiento que se están aventurando en algo peligroso y no podemos dejarlos solos, así como así –

Puse una sonrisa incomoda y desvié la vista. Entonces cruzamos miradas con Misha y suspiramos. Le pregunte que pensaba a Diamond, quien parecía estar ocupada comiendo una sandía. Ella asintió y continuo con lo suyo [¿Siquiera sabe de lo que hablamos?] No nos íbamos a zafar de esta fácilmente y mi amiga tampoco ayudaba mucho que digamos.

-Hagan lo que quieran – dije suspirando y levantando ambos hombros.

-Está decidido entonces – los hermanos chocaron los cinco a modo de festejo.

-Lo que dijiste es cierto. Nos estamos metiendo con algo posiblemente oscuro. Pero no es como si pudiésemos ignorarlos. Después de todo, si nosotros no vamos tras ellos, ellos nos atacaran a nosotros –

-Mishail... - [No digas más, solo lo vas a empeorar]

-Eso no suena bien –

-Lo sabemos... por eso no queremos que se involucren más de lo necesario – [Demonios Misha]

-Lo que estás diciendo es solo una mayor motivación para no dejarlos solos ¿cierto, Nick? – Matt sonrió mientras Nick asentía. Yo simplemente volví a suspirar.

-En ese caso... ¿Qué es lo que saben de esto? – Dije a regañadientes. Saqué el dibujo del ojo que había visto en la ropa de Hikari de mi bolsillo y se lo di a los hermanos. Ya me había rendido.

En cuanto desdoblaron el papel y vieron el dibujo la expresión de curiosidad de ambos pasó a ser una de miedo, disgusto e ira. No cabía duda de que lo conocían. Ambos veían firmemente el papel y note una leve sed de sangre creciendo a su alrededor. Cada vez me incomodaba más, mire a mi amigo, pero este tampoco sabía bien que hacer. Incluso la dragona había dejado de comer al notar la reacción del par de demonios. Esta gente, estos vampiros les hicieron algo, eso estaba claro. La incertidumbre por su falta de respuesta y su aterradora reacción crecía dentro de mí. Sentí como comenzaba a sudar e intranquilizarme. Cerraba mis ojos y veía aquella noche de pesadilla. El silencio no solo me estaba matando a mí, mis amigos se miraban inquietos y susurraban sin saber que hacer. El tiempo seguía pasando y el silencioso y pesado aire seguía reinando hasta que Matt por fin hablo con una voz firme y unos ojos amenazantes y aterradores que no se despegaban del papel.

La Historia de un LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora