Capítulo 30

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Ahora había un precioso anillo en mi dedo anular, signo de una promesa que hice con Zaid, una promesa eterna.

—Me gusta este vestido, hasta es blanco — dijo con una sonrisa Zaid. Íbamos caminando por las calles de Corea, vacías, es que ya era muy tarde.

—Oye es verdad, Andrea y Marlen me pusieron los cambios y este venía para hoy — era un vestido sencillo blanco cortito.— y tú andas en traje negro— alce la ceja.

—Lucimos como novios, tengo el esposo más guapo de todos — besándolo y el me cargo —¿A donde me llevas?—

—Llevare a mi esposa a que vea un hermoso amanecer — mire mi teléfono eran las 6 de la mañana, Zaid nos encerró en una burbuja de magia y comenzamos a flotar por el nocturno cielo.

—¿En la playa?— pregunte mirando hacia donde nos dirigíamos. Zaid asintió y me acomode a su lado.
Oficialmente llevaba más de 24 horas sin dormir, pero eso no importaba. Estaba con Zaid y eso es todo lo que importaba.

Estaba viendo el poco paisaje que se apreciaba con la noche, de la mano de Zaid termine estando en la playa, dejamos nuestros zapatos a un lado.

—Zaid, no enserio, seguro esta muy frío — pero mi esposo ya me estaba llevando cargaba al mar, cerré los ojos y contuve la respiración al sentir el agua helada me abrace más a él.

—Te dije que si te metes rápidamente no se siente tanto el frío después — comenzamos los dos a nadar —¿Habías disfrutado de la playa de noche? — me pregunto y yo negué, hasta que observe como la luz del día comenzaba a tocar el mar.

—No y la verdad wooow- vi el contraste en el cielo, como la luz daba paso y le quitaba territorio a la noche. Seguí nadando deleitándome con este espectáculo natural que estaba viendo.  —Gracias por esto — salte a su abdomen y lo abrace con una sonrisa.

—De nada hermosa — nos dimos un beso, un suave beso en los labios.

—Amor — al ver como íbamos bajando, el solo me sonrió sin dejar de acariciarme. Nos besamos abajo del agua, fue woow.

No duramos mucho tiempo en la playa, ya que, si queríamos volver con magia. Tenía que ser ya, antes de que hubiera mucha gente en las calles y tener que regresar en medios de trasporte normales.

Eran las 7 de la mañana, estábamos aún mojados, estábamos esperando el elevador. Cuando se abrió la puerta del elevador, sonreí al ver que estaba vacío. Tan pronto se cerró la puerta, Zaid ya me estaba besando con necesidad.

Teníamos una sincronía nata, sonreíamos entre cada beso.

—¿Qué haces amor?— pregunte al ver como me cargaba como princesa.

—Haciendo las cosas bien muñequita — me beso — llevo a mi esposa a nuestra habitación— abrió la puerta. Me deposito en la cama como una princesa, sonreí al sentir como me quitaba los tacones negros.  —eres hermosa— para después volver a besarnos, le quite con toda la confianza del mundo el saco y su corbata gris.

Mi piel respondía a sus labios, se erizaba, me hacía suspirar. Mi ropa pronto terminó en el suelo junto con su toda ropa.

—Zaid — susurraba su nombre, ese hombre parecía un ángel. Enrede mis manos en su cabello ondulado. — te amo tanto —En ese momento me volví tan suya, como yo lo sentí mío. En definitiva era mujer de un solo hombre. Era mujer de Zaid Weisz.

[.......]

—Buenos días, mi muñequita hermosa — abrí los ojos al escuchar su voz y me acomode a su lado —¿Cómo amaneciste?—ya era de tarde, lo noté por cómo entraba la luz. Me levante con la sábana cubriéndome para ver la vista, era hermosa.

—Demasiado bien diría yo y ¿tú? —al sentirlo atrás de mi abrazándome, me giré para volver a besarlo.

—De maravilla—tomándome de la cintura, entre besos. —Andando a conocer más lugares — nos arreglamos para salir a conocer más.

Rentamos unas bicicletas y nos fuimos a varios museos de la ciudad. En la noche, decidimos pasear por los parques.

Estaba esperando a Zaid qué pasó a la farmacia, me quede en el parque andado en bicicleta cuando vi una sombra, la luz mercurial del parque proyectaba a lado mío una sombra.

La sombra será de un hombre, más alto que yo, por más que comenzaba a pedalear más rápido, la sombra seguía a mi lado. Me empecé a asustar, giré mi bicicleta en falso y no se como termine en el piso.

—Muñequita ¿Qué ocurrió?— llegó Zaid ayudando a levantarme, me raspe las rodillas.

—Había una sombra a mi lado, era la silueta de un hombre —Zaid me limpio un poco las rodillas, me abrazo.

—Tranquila mi muñequita, quizás viste mal — besándome la frente, ayudándome a levantarme.—Hemos estado en la bicicleta todo el día, te cansaste a lo mejor— asentí.

—Tienes razón amor, quizás vi mal —me levante con su ayuda —¿Qué compraste en la farmacia?— le pregunté y me dio la bolsa, vi varios paquetitos plateados, eran preservativos, me sonroje—¡Amor!—él se carcajeó y me abrazo.

—Eres tan penosa, que me das ternura amor —besando mis mejillas con una sonrisa— así me encantas Muñequita — solo sonreí, sintiendo su cercanía.

No quería que se acabara el tiempo estando con él, pero la realidad nos azoto de pronto, no podíamos quedarnos para siempre ahí.

Regresé a la ciudad celestial, mi ciudad, Ariel estaba triste también. Solo veía mi anillo y sonreía recordando.

Me acomode en mi cama observando las fotos del viaje, Ariel se acomodo a mi lado.

—Lo extraño mucho— ahora si no podía comunicarme por teléfono con él, no había señal y no podía quitarle parte de su magia, por mucho tiempo.

Zaid estaba con una sonrisa, sentado en la terraza de su departamento, mirando el cielo. Como le había prometido a la mujer de su vida, su esposa. Siempre la esperaría,  vería el cielo en busca de ella, ahorita estaba esperando cualquier excusa para ir a la ciudad celestial.

Mientras tanto en la ciudad celestial, Romina no podía dormir tranquila, los ladridos de Ariel la despertaron.

—¿Qué pasa?— abrió los ojos y se encontró con su perrita ladrando a su ventana, palideció al ver la misma sombra de un hombre ahí.

Hizo lo que toda persona normal haría, salió corriendo de su casa con todo y Ariel, tenía miedo.

Déjame volar.Where stories live. Discover now