Al joven le causó gracia que la princesa se haya puesto a la defensiva; creyendo que ella se habría enojado por la pregunta que le hizo. Él solo buscaba un tema de conversación; no tenía intención de incomodarla.

─Salí a dar una vuelta por el jardín─. Explicó con soltura─. Te vi de casualidad; y quise saludarte.

Annelise se cruzó de brazos, incómoda por la ligereza con la que hablaba. Cuando lo conoció, él le dio una buena impresión; descontando la vergüenza que tuvo por no haberlo reconocido. Sin embargo, ahora Kenneth se comportaba como si hubiesen sido amigos por años. La familiaridad y confianza de su actuar la inquietaba. 

─En ese caso, no te quito más tiempo─; fingió sonreír, retrocediendo un paso─. Puedes continuar con tu caminata─. Expresó cortésmente, haciendo un ademán con la mano y esperando que él se fuera. No deseaba continuar hablando con el príncipe─. Además, me gustaría estar un momento a solas.

Ken asintió, creyendo que la chica actuaba de forma muy estirada. Prácticamente, ellos eran familia, y no deberían actuar como si siguieran en conflicto. Él había conversado con sus hermanas, y ellas eran mucho más amables que Annelise.

─Supongo que necesitas privacidad para seguir espiando─. Bromeó, tratando de hacerla reír. 

Annie sintió cómo su rostro se ponía rojo de la vergüenza, y ella no sabía qué hacer para que él no lo note. En ese momento, se arrepintió de haberse recogido el cabello en dos trenzas, y no poder cubrirse el rostro con este. Kenneth continuaba incomodándola, y ella solo quería gritarle que la deje en paz.

─Yo no espiaba, príncipe Kenneth─. Repitió ella con rudeza, esforzándose por mantener la compostura. 

─Era una broma─. Él rio, ladeando la cabeza─. Vamos, relájate un poco, Annelise─. Hizo énfasis en su nombre─. Además, dime Ken. No necesitas formalismos conmigo. 

─¡Yo estoy relajada! ─Exclamó, apretando las manos y procurando no elevar la voz. El ruido alertaría a su hermana.

Kenneth negó, recorriendo el rostro de Annelise con la mirada. Ella era demasiado testaruda como para dar su brazo a torcer. Él se recostó después de unos minutos sobre la pared del castillo; cruzándose de brazos.

─Eso puedo notar─. Habló con ironía, dirigiendo la vista a su hermano y Rosalie─. Sabes, me aburre estar aquí sin hacer nada─. Se encogió de hombros─. Y, como no creo que te hayas escondido tras este árbol por mera diversión; quiero que me dejes ayudarte a espiar a nuestros hermanos─. Pidió, esbozando una sonrisa─. Además, si lo haces para jugarle algún tipo de broma al idiota de mi hermano, puedes contar conmigo para lo que sea. 

Annie mantuvo la expresión firme; demostrándole que no la intimidaba, y suspiró rendida. Suponía que no se iría de su lado hasta que converse con él, o acepte lo que realmente hacía. Annelise no sentía malicia en las palabras de Kenneth; convenciéndose que él no pretendía molestarla. Sin embargo, la forma de ser del príncipe no terminaba de agradarle. 

─Parece que no te llevas bien con tu hermano─; comentó, pensando en la forma que él se refirió a Dominic, y buscando alejar la atención de ella. 

Kenneth solo parpadeó a modo de respuesta. Por su mente, pasaron todas las veces que su hermano mayor lo humilló, y se burló de él en frente de sus amigos. Él sabía que Dominic era igual con la mayoría de personas; pero Ken siempre sintió resentimiento por la forma en que lo trataba. El leve cambio que tuvo en las últimas meses no compensaba diecisiete años de rencillas. Él todavía desconfiaba de las disculpas que le pidió.

─Dominic es un imbécil─. Habló tras varios minutos, sin voltear a verla─. Él se cree superior a los demás, y nos trata como si fuéramos sus esclavos─. Espetó─. Además, aunque él diga que no quiere ser rey; muy en el fondo continúa pavoneándose con el nuevo status que adquirirá.

Realeza InesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora