Last Piece ▪︎ GoYuu

Rubí y Turquesa.

Su antigua vida la iba olvidando.

Decir que lo extrañaba sería una gran mentira, es que ni siquiera se lo planteaba; prefería mil veces esta nueva realidad.

El estar rodeado de gente, descubrir nuevas cosas, hacer amigos, compartir sus pensamientos con alguien más. Todas esas cosas tenían a su corazón rebosante de alegría. Y es que nunca se espero este cambio. No cuando ya había asimilado el morir en soledad, siendo un ignorante de los avances y sucesos de la sociedad. Atrapado en esa burbuja que su abuelo creó para él.

Puede que estuviera siendo exagerado, al menos eso pensaría cualquier otro. Bien sabía que bastaba con dar el paso; tomar algunas prendas y cosas de valor sentimental y largarse de esa cabaña en búsqueda de algo nuevo.

Lo sabía.

No obstante, siempre había algo que lo frenaba.

>> El miedo.

A lo desconocido, a la desilusión... al rechazo.

Yuuji siendo alguien valiente y aventurero por naturaleza, siempre se veía atemorizado cuando en el pasado trataba de cambiar su estilo de vida.

Quizás porque no había sido menor el tiempo viviendo así, el quitarse las costumbres conllevaba harto trabajo. Más cuando no había nadie que te diese un empujón o palabras de ánimo. Había sido o, mejor dicho, era un ermitaño. Por obligación más que por gusto.

Sin embargo, nunca sintió rencor a su abuelo por ello. Él más que nadie sabía que lo hizo por amor y para protegerlo. Además, ahora si había alguien que le ayudará a quitarse ese título. Una persona que le diera dicho apoyo sin siquiera saberlo.

Un alfa albino que, por su peculiar personalidad, estaba empezando a sanar sus heridas y a desaparecer cualquier sentimiento negativo sin ser consciente. Logrando que la sonrisa de Itadori sea cada vez más genuina.

Y hablando del dichoso alfa...

ㅡ Yuuji, despiértate. Me dijiste que me acompañarías en mi labor. – el tono alegre del albino lleno la habitación. – El sol ya salió para desafiarme por quien brilla más, aunque es evidente que va a perder. – El pelirosa soltó una pequeña risa, mientras que Satoru sonreía victorioso. – Te descubrí, levántate.

El pelirosa volvió a reír, estirándose en la cama aun con el rostro cubierto, escuchando el ajetreo del alfa. No necesitaba mirar para saber que le estaba escogiendo su ropa, era un manía que había adoptado desde un inicio con la barata excusa de: "Vas a estar junto al alfa de la manada, debes lucir tan fabuloso como yo".

Sonriendo, Yuuji se sentó en la cama confirmando su sospechas cuando Gojo se acerco con las prendas en mano y se las entrego.

ㅡ Eh, Gojo-sama, me lo llevo preguntando desde hace días. – alzo su vista encontrándose con los ojos vendados enfocados, o eso creía, en él. – ¿Por qué toda mi ropa tiene tonos rojos?