𝘁𝘄𝗼 ; 𝗽𝗿𝗼𝗹𝗼𝗴𝘂𝗲.

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Ahora, que había pasado un tiempo sabemos que las cambiantes se habían llevado lejos a Theo, y ahora quedaba la posibilidad de que solo estuviese Julls.

Suspiré una vez más, y me puse en posición para clavar la katana en suelo.

—Una vez que regrese, lo que pase, será su responsabilidad, –habló Noshiko, y asentí.

Me giré para ver a Mason, y ambos asentimos. Me volví hacia al frente y noté como la katana brilló en un azul claro.

Volví a suspirar y sin más clavé la katana en suelo. Una grieta se empezó a expandir por todo el suelo, hasta que el golpe de una mano la detuvo y la terminó de abrir.

Su mano estaba rodeada de pequeños rayos sobresalientes, mientras que empezaba a salir de la grieta.

Su cabello castaño estaba totalmente desordenado, mientras que su piel estaba manchada de polvo y sus ojos iluminados en ese gris que la caracterizaba.

Sus hombros subían y bajaban recuperando el aliento, mientras rayos desprendían de su cuerpo.

Ella solo nos miró, y yo esperé nervioso alguna palabra de su parte.

—¿Ju-Julls?, –me animé a preguntar.

—¿Que hago aquí?, –preguntó entre dientes, provocando que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Mason se acercó con cautela.

—Nosotros te trajimos de vuelta, no te haremos daño.

Miró a su alrededor, —¿Donde están mis hermanos?

—Tu hermana murió, ¿lo recuerdas?, hace mucho tiempo.... y tu hermano sigue allá abajo, –dije tratando de relajarla, lo cuál sirvió ya que los rayos a su alrededor desaparecen de repente, y dejó ver sus ojos color miel.

—Necesitamos tu ayuda.

—¿Para qué?

—¿Conoces a los jinetes fantasmas?

***

—¿Es buen momento para decir que no se controlar muy bien mis poderes?, –suspiró, —Además ¿qué les hace pensar que funcionará?

—Tu poder es como el de Josh, ¿no?

—Josh podía controlar rayos artificiales, yo solo puedo naturales.

—¿Naturales?

Entre cerró los ojos, —Que caen del cielo.

—¿Nunca has intentado artificiales?, –preguntó el profesor Douglas, quien llegó hace unos minutos para ayudarnos. Ella lo miró y negó.

—Pero hay una primera vez para todo, –se encogió de hombros.

Sujetó el cable conectado al pararrayos, todos asentimos, y el profesor encendió el aparato.

Julls aguantó unos segundos, donde su brazo empezó a temblar exageradamente, luego lo soltó y salió lanzada hacia atrás cayendo al suelo.

—¿Que hiciste?, ‐pregunté asustado por lo que acaba de pasar.

—No lo sé, les dije que no sé lo que hago, –habló adolorida.

—Solo fueron mil millones de voltajes.

—¿Solo?, –dijo sarcástica levantándose.

—¿Cuantos voltajes hay en un rayo?

—Cinco mil millones.

—Sí, en un rayo normal, ¿cuantos en uno artificial?, –nos miró haciendo una mueca sarcástica, —Y por cierto estoy bien, gracias por preguntar.

—¿Ya no tienes el control?

Negó, —Cuando estuve ahí abajo perdí el control de todo.

—¿Entonces quien tiene el poder de Josh?, –preguntó Mason.

—Nadie, Theo los perdió.

Mason me miró, —Si no puede hacerlo, deberíamos.... enviarla de vuelta.

—No. No. No Puedo ayudarles en algo más, –pidió la castaña, —Theo me contó de la cacería salvaje, se cosas que ustedes no, –miró unos segundos al profesor, para luego mirarme a mi.

Sus ojos miel encontraron los míos, mirándome con súplica.

—Yo apoyo Mason, –dijo el profesor, —Llevenla devuelta

—Esperen, esperen, ¿quién toma las decisiones aquí?, ¿dónde está Scott o Stiles?

Bajé la katana, mirándola perplejo.

—¿Recuerdas a Stiles?, –preguntó Mason.

—¿Porqué no lo recordaría?

El moreno y yo nos miramos.

—Julls... ¿quieres volver a ayudarnos?

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