1. Ojos que cambian

Comenzar desde el principio
                                    

Se fue antes de darle otra oportunidad a Daichi de contestar.

Una vez más, Kageyama frunció el ceño. Sugawara, quien siempre comprendía muy bien a los compañeros del equipo y tenía un instinto agudo para notar sus cambios de ánimo, no parecía haber notado ninguna diferencia en Hinata. No obstante, su expresión al decirlo había sido peculiar, fuera de lugar; no había coincidido con sus palabras. Y también estaba Daichi, el capitán del equipo que siempre estaba pendiente de sus jugadores y jugaba a diario con Hinata, haciendo más fácil que se diera cuenta si hubiese algún cambio; él también había negado notar diferencias.

Y, a pesar de que Hinata jugaba más concentrado, había ganado el equipo de la Asociación de Vecinos. Tal vez fuera culpa de la propia desconcentración de Kageyama, pero aún así... Tobio estaba seguro que Shoyo había cambiado, crecido, pero las evidencias demostraban lo contrario. Eso consternaba a Tobio. ¿Cómo alguien podía ver tan claramente una diferencia en el mundo, y nadie más notarlo?

Kageyama decidió entonces preguntarle a una última persona.

—¿Entrenador?

—¿Mhm? ¡Ah! Kageyama, ¿qué sucede?

—Noto diferente a Hinata —dijo por una vez más.

—¿Hinata? ¿Diferente?

Contuvo un suspiro decepcionado. Ukai tampoco había notado nada, y si el propio entrenador no percibía los aparentes cambios... bueno, entonces a lo mejor es porque no había ninguno y Kageyama se estaba volviendo un poco loco. Se hundió sobre sí mismo con una sensación de ligero malestar.

—Sí... Bueno, le pregunté a Suga y a Daichi si lo habían notado, pero también me dijeron que no. Está bien, no pasa nada. Estaré equivocado, tal vez le pasa algo a mis ojos que están viendo mal. Como sea, adiós —. Tornó su cuerpo, dispuesto a marcharse. No obstante, la voz del profesor Takeda, parado junto a Ukai, penetró de pronto por sus oídos y lo hizo frenarse.

—Yo no creo que estés equivocado —dijo—. Lamento interrumpir, pero si me permiten dar mi opinión, no creo que estés equivocado, Kageyama —repitió—. Quiero decir, no noto diferente a Hinata, y no creo que yo esté equivocado, tampoco Suga, ni Daichi. Pero eso no quiere decir que tú no estés en lo correcto, también.

—¿A qué se refiere?

—Bueno, a lo mejor el problema sí radica en tus ojos.

—¿Quiere decir que tengo que ir al oculista? —preguntó Kageyama, confundido.

—No, pero estoy seguro que alguna vez te pasó lo siguiente: a veces, el mundo no parece haber cambiado mucho, pero aún así, uno... se siente diferente. ¿No te ha pasado? Es porque, en verdad, los elementos del exterior sí han permanecido relativamente intactos, solo que es tu percepción la que ha cambiado. En esos casos, el cambio viene desde adentro.
»Creo que esta es una de esas situaciones: Hinata no ha cambiado; él se comporta exactamente igual que siempre. El que ha cambiado eres tú.

Kageyama guardó silencio. Se quedó meditando por unos momentos las palabras que acababa de recibir, y su implicancia.

—Y eso... ¿qué significa? —preguntó finalmente.

Ukai retorció las comisuras de su boca, conteniendo una sonrisa.

—Tendrás que descubrirlo, ¿no lo crees?

Él asintió. Les agradeció y se despidió actuando de forma automática, turbado por sus pensamientos.

Así que sí habían cambiado los ojos, después de todo, solo que no los de Hinata... Pero, ¿por qué? ¿Qué había cambiado de Kageyama? Él no se notaba distinto al día anterior, o al anterior, o al anterior a ese. Caminaba por las mismas calles que siempre; daba los mismos pasos y sentía los mismos olores y llegaba a los mismos lugares. Los colores y las formas se repetían ese día y todos los anteriores; sus ojos no parecían ver diferente, y en sus sentimientos tampoco había ningún camb...

En sus sentimientos, sí había cambiado algo. Estaba la niebla que había cruzado su pecho, como nublando los latidos de su corazón. Pero esa turbulencia había aparecido solo después de notar el presunto cambio en Hinata, no antes, así que no podía ser eso.

Aunque... "el mundo no parece haber cambiado mucho, pero aún así, uno... se siente diferente." Eso había dicho el profesor Takeda. Era normal entonces que se sintiera diferente, pero había algo que no encajaba. El profesor había dicho "el mundo" y Kageyama, si bien cambiado, notaba al mundo exactamente igual. Era específicamente con Hinata el asunto.

La misma pregunta regresó a su cabeza. ¿Por qué? Esa pregunta le estaba pesando en la mente, y se estaba condensando en su pecho. Convertía a las nieblas en nubes y opacaba sus ánimos despiadadamente.

Estuvo revolviendo sus pensamientos todo el tiempo de regreso a casa, tratando de llegar al corazón de todo esto. Y, el corazón, no era algo que a Kageyama se le diera muy bien.

Dos cuadras antes de llegar, no obstante, comenzó a entenderse. Me parece que lo que me preocupa, en verdad, no es la pregunta de por qué cambié, pensó, sino su respuesta. Creo que ya sé la respuesta... Creo que ya la sabía desde antes, desde que empecé a notar los cambios.

Y no le gustaba. No le gustaba para nada la respuesta de por qué había cambiado, y por eso nublaba su pecho. Porque era una respuesta que traía problemas. Porque la respuesta tenía que ver con las emociones.

Y las emociones nunca traían nada bueno.

"I'm here" || KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora