Dejé la carpeta que estaba revisando y me senté en el sillón, girándolo hacia donde estaba RenJun— YangYang, ¿eh?

—No sé de qué va ese tono. —esquivó mi insinuación señalándome el documento con la cabeza.

—Te he visto con él. Parece un perrito detrás de su dueño, va contigo a todos lados. —le conté recordando lo divertidas que me parecían sus interacciones.

—Puede llegar a ser algo irritante a veces. —dijo escondiéndose detrás del libro, dejando caer una hoja doblada al suelo.

Ambos nos miramos y RenJun no dudó en recoger el papel del piso y desdoblarlo. Se notaban las palabras escritas, pero no conseguía descifrarlas. Él hizo una mueca decepcionada y volvió a doblar la carta, guardándola en la misma página de donde cayó.

—¿Qué era? —pregunté desilusionado al ver que no se trataba de lo que buscábamos.

—Era de Nakamoto YooNa. —dejó el libro en el estante y se acercó a la carpeta que había dejado tirada— No leí todo, pero decía algo sobre echarle un ojo.

—Jeno dijo que Yuta había estado raro. —conté recordando la corta conversación que habíamos tenido sobre el pelirrojo. Sacudí la cabeza para borrar lo que seguía después, era algo amargo que prefería borrar de mi memoria.

—Sí bueno, nada que nos incumba. —concluyó revisando las hojas.

Asentí de acuerdo y abrí otros dos cajones. Había una carpeta en particular que llamó mi atención. Era de un tono púrpura muy oscuro, parecido al del uniforme que llevaba RenJun. Tenía escrito "primer año" en grande en la parte superior, y no pude aguantar la emoción al pensar en leer un poco sobre JiSung. El niño nunca hablaba de su vida con nosotros, solo sabíamos lo mismo que todos los demás. Era ago incorrecto leer su expediente, pero ¿qué información podría contener? Nada aparte de su fecha de nacimiento y familiares.

Ignoré los expedientes de los demás brujos, no reconociendo el rostro de ninguno. Por fin llegué al de JiSung, que era la última hoja. Había una foto suya de tamaño pequeño en la esquina superior izquierda, y sus datos personales estaban anotados a la derecha. Leí un poco más hasta llegar a la parte de familiares, que parecía mucho más larga de lo que esperaba. Desgraciadamente, no alcancé a leer nada más pues RenJun me había quitado la carpeta de las manos.

—No deberías estar leyendo esto. —me regañó girando quedando de espaldas y dándole un vistazo a la hoja.

—¡Ey! Pero mira quién lo dice. —me burlé ignorándolo y buscando en el último cajón que quedaba por abrir.

Este tenía un cerrojo pequeño que por fortuna había quedado abierto. No dudé en sacar la única carpeta que había, abriéndola con anticipación al sentir que había encontrado lo que estábamos buscando. Y vaya que no me había equivocado.

Empezaba con el destinatario, un nombre que extrañamente no conocía (y eso que todos en la manada nos conocíamos). No era tan larga, parecía contener datos precisos e indicaciones concisas que debían ser seguidas al pie de la letra. Conforme más oraciones leía, más crecía mi angustia. Hablaba sobre proteger la frontera de la manada y reunir a cuantos alfas y betas se pueda. También mencionaba darle una especial protección a los omegas (especialmente los más jóvenes) y no dejar que se lleven a ninguno. Eso era lo que pasaba, habían cazadores amenazando a la manada.

Reunir a todos los alfas y betas posibles... Mis padres eran betas. Ambos. Y tenían buena condición física al ser relativamente jóvenes. Si el destinatario seguía estas órdenes al pie de la letra no dudaba en que reclutaría a mis padres. No podía permitirlo, el temor a perderlos era mucho más grande que mi razonamiento ahora. Eran la única familia que tenía además de la abuela, no podía quedarme aquí sabiendo el peligro que enfrentarían.

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