Paula por fin tiene su vida en orden, no es la vida perfecta pero tiene claro a dónde quiere llegar y jamás se debía de sus objetivos.
El por su parte ya tiene la vida resuelta y no necesita de nadie ni problemas en su vida.
El choque de destinos qu...
Cada gesto, cada movimiento, su cabello, su voz, simplemente amo a esta mujer y a pesar del tiempo que a pasado el sentimiento prevalece, a pesar de que me he esforzado tanto en apagarlo o simplemente enterrarlo.
POV PAULA
Cómo la mayoría de las veces la suerte parece olvidarse de mi, en la mañana un idiota casi choca mi auto y la frutilla que decora el pastel es que ese idiota es ni más ni menos que Enzo. Casi me desmayo de los nervios cuando lo ví, se a ejercitado mucho más se nota a kilómetros, está tan malditamente sexy como siempre pero mil veces mejor y su mirada causa que algo en mi interior se remueva, algo que creía sepultado en el fondo de mi alma.
A lo largo de la junta siento su mirada encima de mí todo el tiempo, pero hago de cuenta que no me afecta y me centro en ser responsable y profesional. Cuando Oscar da por terminada la reunión y salimos de la sala de juntas, Enzo me acorrala contra una pared.
—Que mala amiga eres, ni siquiera te vas a despedir —susurra demasiado cerca de mi cuello.
—Chau Enzo y por favor respeta mi espacio personal —le recrimino, pero solo es una excusa para que no note que mi respiración se acelera tras cada segundo por su cercanía.
—¿Este espacio personal? —se aproxima a mi boca.
—Controlate estoy en mi trabajo —le recriminó para que se alejé, me está haciendo perder la cordura.
Alguien se aclara la garganta a nuestro lado, ¡Mierda! Nos separamos rápidamente y es el señor Oscar.
—Pau puedes tomarte libre lo que queda de día —me avisa.
—Muchas gracias Oscar y perdone por esto —señalo a Enzo quién sonríe abiertamente.
—Gracias Oscar espero verte pronto —le dice el muy descarado.
—Igualmente —le responde el jefe de mi jefe, se despiden y se va.
—Te voy a estar esperando en las puertas del ascensor —me habla con su típico tono autoritario.
—A mi no me vengas a dar órdenes —le hablo molesta —aparte hoy me apetece más usar las escaleras.
—Por favor pequeña.
—Iré por mis cosas —termino diciendo.
Me doy la vuelta y voy a mi oficina, tomo mis cosas con tranquilidad tomándome todo el tiempo del mundo, me despido de Eduardo y me dispongo a salir de la oficina.
Me detengo en el pasillo y medito si estoy preparada para estar a solas con Enzo, y lo peor de todo estar a solas con Enzo en un ascensor es que siempre pasan cosas, los ascensores tienen algo y eso no puede ser, quizás pueda bajar por las escaleras y él no note que me fuí.
No seas inmadura Paula me recrimina mi conciencia de inmediato.
Ya no soy una niña y además solo somos dos amigos que se van a ver y charlar.
Y también dos amigos que se conocen más que bien en la cama.
Alejo todo pensamiento de mi mente y me uno a él en la puerta del ascensor.
—¿Lista? —pregunta alzando una ceja.
—Sí, vamos —respondo mientras llamo la caja metálica.
Cuando entramos y las puertas se cierran me empuja contra una de las paredes y nos comenzamos a besar de forma necesitada, dejo caer mi cartera y disfruto de sus labios. Lo he extrañado tanto, nos alejamos cuando suena la pequeña alarma que indica que la puerta se abrirá, ¡Mierda! Yo sabía, debería haber huido por las escaleras.
—¿Dónde iremos? Debemos hablar —me pregunta y sí, tiene razón debemos hablar.
—Voy por mi auto, sígueme conozco un buen restaurante —en esta situación y con las hormonas así llevarlo a lo casa sería no tan correcto, mejor un lugar con muchas personas.
Voy por mi auto y cuando salgo él conduce detrás de mí, cuando llegamos pedimos una mesa para dos en la zona vip, para tener más privacidad, una amable chica nos guía a nuestra mesa y nos sirve una copa de vino.
Luego de leer la carta y elegir que comer, pedimos y la chica nos deja solos, dándonos la privacidad que necesitamos.
—Ya es momento de hablar -me mira con esos hermosos ojos que siempre me han vuelto loca.
—Lo sé, nos debemos está charla, pero primero brindemos, por los encuentros accidentales —levanto mi copa, medio queriendo evadir lo que viene.
—Por los encuentros accidentales —brindo mientras lo miro a los ojos.
—Por los encuentros accidentales —concuerda devolviéndome la mirada.
Tras dar por finalizado el brindis, nuestras miradas no se separan, es como si estuviéramos atrapados en un limbo...
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Cómo les había prometido mis estrellitas calenturientas, aquí les dejo otro capítulo.
emilydlad10 perdón por la demora hermosa, te dedico este capítulo y gracias por la espera 🤗💕
❤️ Espero que les guste❤️
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También me pueden seguir por Instagram sofi_alle Me encantaría hacer un vivo por ahí está semana para conocerlas y aclararle dudas o preguntas que tengan.
😘😘😘
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