Capítulo 10

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El incesante sonido de la alarma llenó los oídos de un dormido y más joven Lolito haciendo que despertara. Se sentó en su cama de colores oscuros, suspirando antes de levantarse y encerrarse en el baño, aseándose y vistiéndose, saliendo tras unos 20 minutos del baño, aún con el pelo un poco mojado.

Se dirigió hacia la sala de reuniones, donde les darían la misión del día, pudiendo ser esta asesinar, torturar o simplemente vender drogas. Unos gritos llegaron a los oídos del pelinaranja, viendo cómo arrastraban a un chico pelinegro y de ojos verdes a la par que este se resistía, al igual que todos antes que él.

Entró a la habitación, siendo nuestro Lolo el último en llegar, como siempre. Al llegar todos los presentes se giraron a mirarle mientras que este solo bajaba un poco la mirada, avergonzado.

-¿Que coño hacías Manuel? Deberías haber llegado hace ya unos 5 minutos. Si mañana no llegas a tiempo estaré obligado a meterte en una de esas celdas, ¿entendido?

-Si, papá...

-Ya todos los trabajos fueron asignados- informó una chica de cabellos anaranjados; la madre de Lolito- El tuyo será torturar al recién llegado. Dale una buena bienvenida, estilo Fernández, ¿ok?

El chico asintió, saliendo de la sala y dirigiéndose a la celda donde traían siempre a los nuevos, pasando antes por la despensa de armas y cogiendo un cuchillo de pan y un par de navajas.

Con cuidado abrió la puerta de la celda, cerrándola rápidamente detrás de él, diciendo con voz diabólica:

-Bienvenido a mi pequeño hogar. Dime... ¿cómo te puedo llamar? Necesito saberlo para poder apuntarte a mis muertes, cuando te mate claro...

En realidad Lolo odiaba hacer sufrir a la gente, pero, tristemente, no tenía otra opción si no quería sufrir el mismo destino que sus víctimas.

-Déjame ir- contestó el chico amenazante.

-Lo siento, pero, no. Si no me quieres decir adelante eso no cambiará tu desafortunado destino.

El de pelo anaranjado empezó a acercarse amenazante al contrario, estando este tratando de liberarse; sin éxito.

-Por favor, por favor. Estoy prometido... ¡Tengo a gente que cuidar!

Lolo rió estruendosamente diciendo:

-Ay cariño, no te preocupes más por ellos. Mejor preocúpate por ti, ¿si?

-Por favor déjame ir, te daré lo que quieras. Dinero, joyas, poder, incluso si quieres puedo ayudarte a escapar de aquí, veo en tus ojos que tú no quieres hacer esto. Te llevare a mi pueblo y te podrás quedar allí.

-Yo...Yo quiero hacer esto- respondió Lolito no tan convencido.

-Venga, por favor.

El joven torturador suspiró acercándose rápidamente hacia el pelinegro antes de liberarle de sus cadenas y ayudarle a levantarse.

-Gracias, soy Frank.

-Lolito.

-¿Entonces? ¿Me ayudarás a escapar?

El de ojos esmeraldas lo pensó un poco, diciendo al par de minutos:

-Si... Pero tú me tienes que ayudar a escapar también.

-Trato hecho.

(...)

Ambos chicos corrían por los pasillos, con cuidado de que no les pillaran, deseos de salir al exterior y ser por fin libres.

Salieron del edificio, aún corriendo, estando Staxx detrás del de coleta, el cuál marcaba el camino correcto para escapar. En ese momento se oyó un grito detrás de Lolito, el grito de Frank.

Ansiedad (Karmaland)Where stories live. Discover now