Capítulo 1

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Los ocho chicos corrían con desesperación hacia la casa de Merlon, viendo como una ambulancia llegaba al lugar, empezando a salir de esta varios médicos y enfermeros.

Entraron rápidamente al hogar del viejo verde, llegando a la habitación de este, quedando todos en shock al ver las condiciones en las que se encontraba su compañero y amigo.

-Ay Vegetta... ¿Qué te han hecho? - habló Willy empezando a temblar al ver como la camiseta blanca que llevaba el de hebras negras estaba totalmente empapada de sangre.

Los párpados del herido se empezaron a abrir con lentitud, enseñando esos ojos amatistas que tanto caracterizaban al héroe.

-Ayuda~

Esa simple palabra dejó a sus amigos en completo silencio. ¿Qué cosa le debería haber pasado para que estuviera así? Vegetta nunca había demostrado debilidad, nunca, hasta ahora...

-Ayudadme, por favor~ - susurró de nuevo Samuel, sintiendo como su mundo daba vueltas y su alrededor se hacía cada vez más borroso - A-ayuda~

Los paramédicos se acercaron a un de nuevo inconsciente De Luque, cargándolo y acostándolo en una camilla de color blanco, rodando esta fuera de la casa y subiendo al de pelo en punta a la ambulancia.

-Necesitamos que algún héroe nos acompañe. ¿Voluntarios? - habló una de las doctoras asomándose desde la parte de atrás de la ambulancia y abriendo las puertas de esta para dejar pasar a la camilla de Vegetta.

Alexby asintió, acercándose a paso rápido a la parte trasera de la ambulancia y subiendo a esta, empezando a acariciar los cabellos desordenados y sudados de su compañero de ojos amatistas.

-Vegetta... Espero que te mejores... No sé qué haríamos todos sin ti.

(...)

-Dejadme ir... Por favor... Os lo suplico...- susurraba el de ojos amatistas aún inconsciente.

-Tranquilo Vegetta, ya estás a salvo. Nadie te volverá a hacer daño, te lo prometo- dijo Alexby, acariciando el pelo del contrario, mientras que lo miraba con preocupación.

-Soltadme... Por favor, por favor, por favor... Otra vez no... Os daré lo que queráis pero parad por favor... - volvió a hablar inconscientemente el de pelo negro, empezando a temblar con brusquedad, alterando su ritmo cardíaco.

-Shh, tranquilízate. Estás bien, ya no estás ahí, estás aquí con nosotros. Siempre te protegeremos.

El oxímetro que medía el pulso del pelinegro empezó a pitar rápidamente a la par que el dueño de la casa flotante temblaba fuertemente, suplicando una y otra vez que le dejaran marchar.

-¡Necesita un médico! ¡Rápido!- exclamó Alexby preocupado.

Los médicos entraron enseguida a la habitación, inyectándole un tranquilizante por vía intravenosa al de pelo en punta, el cuál calmó las pulsaciones del pelinegro, quedándose este quieto, a la par que dormía.

El de casco de Star Wars suspiró, cayendo cansado sobre la silla que se encontraba en la habitación. Habían sido unos días muy agotadores para él, no había podido dormir, ya que tenía miedo que algo le pasara a Samuel mientras este lo hacía, no comía, ni bebía mucha agua ya que no quería dejar solo a su compañero de orbes morados y piel pálida.

Cerró los ojos, diciéndose a sí mismo que solo descansaría la vista por unos minutos, cayendo así a los brazos de Morfeo al instante.

(...)

Alexby despertó alterado, mirando a su alrededor, alterándose aún más al no reconocer dónde se encontraba.

-Tranquilo Alesby, estás en mi casa - habló Fargan, acercándose a la cama donde estaba acostado el de casco y dándole una taza de café recién hecho.

Ansiedad (Karmaland)Where stories live. Discover now