Capítulo 39: Tregua

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Mi teléfono vibró en el bolsillo de mi abrigo. No le di importancia, debía ser Summer preguntándome cuando volvería.

La rubia se giró hacía mí, con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Qué te parece si vamos a bailar el próximo fin de semana?

¿A bailar? ¿A una discoteca? No era exactamente la actividad que me moría por hacer. De hecho, prefería pasar mis viernes por la noche en la residencia, con Summer, viendo alguna película mala de romance, de esas que ella tanto odiaba, porque no le llegaban ni a los talones a los libros.

Sus palabras, no las mías.

—No creo estar de humor, la verdad —respondí, desviando la mirada por la ventana.

El teléfono continuaba vibrando. Por Dios, que pesada que estaba.

— ¡Esa no es la actitud! Vamos, será divertido. Incluso podemos pedirle a mi Lex que vaya con nosotras.

Lexi Jensen, su compañera de departamento. No había tratado mucho con ella, pero por lo que sabía, era bastante agradable. Eso no hacía que mis deseos por salir a una discoteca aumentaran, lamentablemente.

—Por ahora no, ¿Sí? —pedí—. Es que no tengo ánimos como para eso.

—Me lo debes, lo sabes, ¿Verdad? Cuando menos te lo esperes, voy a cobrarte esa salida.

—Me parece bien para mí.

Maldije por lo bajo mientras, con mi paciencia caminando por una cuerda floja, quité mi celular del bolsillo. Siquiera me detuve a observar el nombre, solo respondí.

—Qué.

¿Harmony?

Mi respiración se atascó por un segundo. Esa voz... no podía significar nada bueno. Jasper me observó por el espejo retrovisor. Me sostuve del celular con más fuerza.

— ¿Jenna? —balbuceé—. ¿Pasó algo? ¿Cómo...?

Un quejido se escuchó del otro lado de la línea. Como un sollozo suavizado, por lo que fuera que la estuviera sosteniendo.

Estoy en... en el hospital. El del centro.

¿Por qué? ¿Qué pasó?

Dentro, muy dentro, sabía a qué tenía que deberse. Jennifer Martin jamás me habría llamado si el problema fuera suyo.

Tessa giró su cuerpo como pudo, para observarme de frente, incluso en el asiento de adelante.

James acaba de tener... lo internaron por un coma etílico y-y no... no sabía a quién más llamar. No conozco a nadie en su lista de contactos, solo... tu nombre, y...

Se detuvo todo.

Todo.

Mi corazón se hundió con fuerza. Las palabras de Jenna se oyeron distorsionadas, casi como si mi cabeza entera hubiera sido sumergida debajo del agua. Me quemó la garganta, hasta que tuve la fuerza necesaria para quitar el teléfono de mi oreja e inclinarme hacia adelante, quedando detrás de la oreja de Jasper.

—Necesito ir al hospital —balbuceé. Las manos me temblaban—. El del centro.

Él asintió con la cabeza. No necesitó nada más, y dobló en la esquina siguiente. Intenté volver a levantar el celular, quería oír lo que Jenna tenía para decir. Sin embargo... no podía. Mi mano estaba paralizada... fría. Dejé de sentir mis dedos, uno a uno, hasta que el vacío inundó mi palma, y entonces supe que lo había dejado caer. Teressa, sin quitar su ceño fruncido y con el rostro pálido, se inclinó hasta tomar el teléfono, perdido en el piso del coche, y luego se lo llevó hasta el oído, para que fuera ella quien continuara hablando con Jenna.

Destruyendo al chico ideal (CI #1)Where stories live. Discover now